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Por FAUSTO PIÑAFecha: 09/11/2020
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La vida humana está muy delicada y difícil, lo cual requiere que el ser humano sea inteligente y use sabiduría para lograr el éxito. Sin embargo, éstas dos condiciones no son propias de todas las personas, pues requieren esforzarse y ser valiente para obtenerlas. De ahí que, pocos en la vida triunfan, debido a que esperan que las cosas lleguen, sin ningún gasto de energía.
Los grandes hombres que nos narra la historia, tuvieron que esforzarse para hacer descubrimientos e inventos, los cuales los inmortalizan en ella. La nada no produce nada. Las cosas no surgen de la nada, sino de esfuerzos de los existentes. Por eso, esos hombres no temieron a las circunstancias, sino que las confrontaron con decisiones firmes, y lograron lo que querían.
Uno de los grandes avances ha sido la tecnología, pero ésto ha costado muchos esfuerzos, desvelos, frustraciones y dinero para poder tener lo que hay hoy, y no se detiene, pues el hombre está dispuesto a seguir avanzando en esta área de la vida humana. Sin ella, fuera imposible que el sistema educativo en varios países pudiese dar inicio, a una educación virtual.
Pero hay que esforzarse mucho todavía, especialmente en el área de la agricultura, avicultura, entre otras del sector productivo de la alimentación humana. Pues, hay más de ochocientos millones de indigentes en el mundo, es decir, que están por debajo de la línea de pobreza. Y, hay miles de millones de pobres, quienes pasan hambre cada día. No hay una relación equitativa entre la alimentación y el desarrollo demográfico.
La situación en la que hay que esforzarse y ser aún valiente, es el factor humano. A medida que el hombre baja los valores sociales, se empeoran las crisis, en las que interviene él. No puede haber verdadero desarrollo y crecimiento, si el ser humano no se humaniza y cristianiza. Estos dos aspectos del mundo filosófico y teológico son los que pueden crear un hombre más sensible, comprensible y solidario ante el dolor de otros.
Las religiones, cualesquiera que sean, deben tener como fin transformar al hombre ante el hombre, quien es su prójimo, y ante Dios, quien es su Creador. Para lograrlo, deben esforzarse más en lo interno y externo de ellas. La religión cristiana, la cual domina en el Occidente, debe empeñarse en dejar las diatribas y buscar unir sus respectivos esfuerzos en el bien general e inherente del hombre.
Jehová, Dios de Israel, dijo a Josué: «Solamente esfuérzate y sé muy valiente, para cuidar de hacer conforme a toda la ley que mi siervo Moisés te mandó; no te apartes de ella ni adiestra ni a siniestra, para que seas prosperado en todas las cosas que emprendas,» Jos. 1:7.
Jehová, le repitió a Josué: «Mira que te mando que te esfuerces y seas valiente; no temas ni desmayes, porque Jehová tu Dios estará contigo en dondequiera que vayas,» Jos. 1:9.
La tarea que Josué tenía por delante era mucha y difícil, pero él tomó la responsabilidad puesta en sus hombros de introducir el pueblo y guiarlo a conquistar la tierra prometida. El se esforzó y con valentía confrontó las vicisitudes que se le presentaron. El tuvo éxito en su labor, pues logró el objetivo.
El mundo está en una situación muy difícil moral, social, económicamente y sobre todo espiritualmente. Esto requiere de hombres y mujeres que se esfuercen y sean valientes para salir de esta crisis general. Los que piensan que son líderes, deben dejar el fanatismo y comenzar con una decisión solidaria en la diversidad para ganar las batallas de esta gran guerra.
DAN/sfd