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Agradezco a Dios: fuente de juicio y bendición
Santo Domingo, 18 de abril 2021
Por Emilia Santos Frías
“Aleluya. Alabad a Jehová, porque él es bueno; porque para siempre es su misericordia”, expresa Salmo 106:1. Hoy estas líneas serán utilizadas para agradecer a Dios por su bondad, gratitud y bendiciones. Porque aun en tribulación, ante él pusimos nuestra confianza y él obró, como dador de vida. Él nos ofreció paz, debido que, sabe recompensar a quienes les creen. Por eso, hoy más que nunca por la paz y los dones otorgados a mi familia, en alegría, tengo más que razones para agradecer su inmensa misericordia, abrigo y auxilio en la tributación, como nos dice en La Biblia.
Al Dios creador de todo lo posible e imposible, a ese que ha dado salud, bendición y protección a mi familia, a él quiero alabar; agradecer, abrazar. Gracias Padre amado, porque tu amor ha sido tan misericordioso que nos has concedido milagros, cuando podíamos creer que todo estaba agotado. Gracias Padre, citando el Salmo 9:1, “quiero alabarte, Señor, con todo el corazón, y contar todas tus maravillas”. Gratitud eterna por esos prodigios realizados en mi madre, sus hijas y toda su descendencia.
Hoy Señor nuestro norte es abrazar el vía lucis, ese camino de la luz, que nos dejaste como herencia. Además, exaltar tu vida; vivir tus regalos con júbilo y gratitud. Agradecimientos por la salud física y la salud del alma. ¡Gracias Padre!.
¡Que den gracias al Señor por su gran amor, por sus maravillas en favor de los seres humanos!, nos manda Salmo 107:8. Estamos contestes de que para Dios no existe quimera, pero tenemos que creerle y establecer una relación personal; clamarle, escucharle, dejarnos guiar y esperar en él, que él hará, como dice su palabra. Pedir con fe, con fuerzas y agradecer su obra en nosotros. Eso es lo que hoy reitero. Dar gracias a Dios por tanto, por su magnificencia, por su amor, por su piedad con nosotros. Por eso también, te invito a buscarle, su bendición y maravillosa guía; su protección y abrigo. Así como, su amor, que no tiene fin.
1 Crónicas 16:8, nos dice, “alabad a Jehová, invocad su nombre, dad a conocer en los pueblos sus obras”, y eso es lo que procuramos, porque él no tuvo reparos al extendernos las manos en cada ocasión que le hemos llamado.
“Aclamad a Jehová, porque él es bueno; porque su misericordia es eterna”, manifiesta 1 Crónicas 16:34. Te damos gracias, hoy, mañana y siempre Padre amado, agradecida de tu magnanimidad viviré eternamente”.
Hasta una próxima entrega.
La autora reside en Santo Domingo, Rep. Dom.
Es educadora, periodista, abogada y locutora.