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El juicio de los creyentes
Si no tenemos cuidado, el ajetreo de las cosas de este mundo podría robarnos la motivación para vivir para lo que es de importancia eterna.

12 de marzo de 2022

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2 Corintios 5.1-10
https://www.biblegateway.com/passage/?search=2+Corintios+5.1-10&version=RVR1960

Es posible que el tribunal de Cristo no sea nuestra principal consideración a medida que nos ocupamos de vivir semana tras semana. Sin embargo, debemos pensar con seriedad en él, porque lo que la Biblia dice acerca de este acontecimiento debe motivarnos a vivir de la manera que le agrada a Dios.

Quienes hayamos puesto nuestra fe en el Señor Jesucristo, estaremos un día ante Él para ser evaluados por quienes somos y lo que hemos hecho. El Señor revelará las actitudes ocultas del corazón, sacará a la luz cada motivo y evaluará todas nuestras obras por su valor eterno (1 Co 4.5).

El propósito del Señor en este juicio es dar el pago por lo que hayamos hecho, ya sea bueno o malo (malo, en este caso, significa “sin valor”). Las obras que sean buenas recibirán una recompensa, no así las que carezcan de valor. Sin duda, lamentaremos las oportunidades perdidas de servir al Señor, pero Él enjugará nuestras lágrimas con su gran amor y perdón.

Si no tenemos cuidado, el ajetreo de las cosas de este mundo podría robarnos la motivación para vivir para lo que es de importancia eterna. Pero la seguridad de nuestro juicio futuro debe influir en la manera en que vivimos el presente. Por tanto, hagamos que el agradar al Señor sea nuestra ambición primordial.

Tomado de:https://www.encontacto.org/lea/devocionales-diarios

2 Corintios 5:1-10
Reina-Valera 1960
5 Porque sabemos que si nuestra morada terrestre, este tabernáculo, se deshiciere, tenemos de Dios un edificio, una casa no hecha de manos, eterna, en los cielos. 2 Y por esto también gemimos, deseando ser revestidos de aquella nuestra habitación celestial; 3 pues así seremos hallados vestidos, y no desnudos. 4 Porque asimismo los que estamos en este tabernáculo gemimos con angustia; porque no quisiéramos ser desnudados, sino revestidos, para que lo mortal sea absorbido por la vida. 5 Mas el que nos hizo para esto mismo es Dios, quien nos ha dado las arras del Espíritu.

6 Así que vivimos confiados siempre, y sabiendo que entre tanto que estamos en el cuerpo, estamos ausentes del Señor 7 (porque por fe andamos, no por vista); 8 pero confiamos, y más quisiéramos estar ausentes del cuerpo, y presentes al Señor. 9 Por tanto procuramos también, o ausentes o presentes, serle agradables. 10 Porque es necesario que todos nosotros comparezcamos ante el tribunal de Cristo, para que cada uno reciba según lo que haya hecho mientras estaba en el cuerpo, sea bueno o sea malo.

Biblia en un año: Josué 23-24

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