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MEDITACION DIARIA

Decir las cosas como son

No importa cuántos comunes pueden sonar nuestras palabras en comparación con las de otra persona, el Señor puede usarlas para impactar a los oyentes.

Salmo 26

La mayoría de nosotros hemos escuchado testimonios de creyentes que fueron rescatados de una terrible vida de pecado. Después de escuchar cuentos relatos, ¿alguna vez ha sentido usted que su testimonio es menos dramático no es tan valioso? En realidad, la salvación que Dios ha obrado para cada uno de sus hijos también es extraordinario. No importa qué tan buena o mala parece la vida de uno, cada persona nace pecadora y necesita con desesperación al Salvador.

El  Salmo 26  es un testimonio de David sobre su integridad y confianza en el Señor. Camino en la verdad de Dios, evitó la compañía de los malhechores y proclamó su deleite en el Señor. Difícilmente podemos calificar este salmo de poco impresionante. Pocas personas pueden hablar con tanta confianza de su caminar con el Señor, y es un gran estímulo para nosotros escuchar a alguien que ha sido creyente toda la vida.

El testimonio de David nos recuerda que debemos expresar lo que Dios ha hecho y está haciendo en nuestra vida. Una historia de fe personal es una herramienta poderosa, tanto para despertar la curiosidad de un incrédulo sobre asuntos espirituales, como para motivar a un creyente a buscar la santidad. No importa cuántos comunes pueden sonar nuestras palabras en comparación con las de otra persona, el Señor puede usarlas para impactar a los oyentes.

Tomado de:https://www.encontacto.org/lea/devocionales-diarios

 

Declaración de integridad

Salmo de David.

26 Júzgame, oh Jehová, porque yo en mi integridad he andado;

He confiado asimismo en Jehová sin titubear.

Escudríñame, oh Jehová, y pruébame;

Examina mis íntimos pensamientos y mi corazón.

Porque tu misericordia está delante de mis ojos,

Y ando en tu verdad.

No me he sentado con hombres hipócritas,

Ni entré con los que andan simuladamente.

Aborrecí la reunión de los malignos,

Y con los impíos nunca me senté.

Lavaré en inocencia mis manos,

Y así andaré alrededor de tu altar, oh Jehová,

Para exclamar con voz de acción de gracias,

Y para contar todas tus maravillas.

Jehová, la habitación de tu casa he amado,

Y el lugar de la morada de tu gloria.

No arrebates con los pecadores mi alma,

Ni mi vida con hombres sanguinarios,

10 En cuyas manos está el mal,

Y su diestra está llena de sobornos.

11 Mas yo andaré en mi integridad;

Redímeme, y ten misericordia de mí.

12 Mi pie ha estado en rectitud;

En las congregaciones bendeciré a Jehová

 

dan/sfd

 

 

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