En audio
|
La fuente de la sabiduría
¿Prefiere riquezas o sabiduría?
¿Prefiere riquezas o sabiduría? Dios considera la sabiduría mucho más valiosa que las riquezas, y el pasaje de hoy dice que todo lo que podamos desear no se puede comparar a ella (Pr 3.15). La razón por la que es tan valiosa, es porque este pasaje se refiere a la sabiduría de Dios, no a la nuestra.
Dios creó la sabiduría, así que la mejor manera de obtenerla es conociéndolo a Él: su carácter, sus obras, sus caminos y su perspectiva. Cuando hacemos que la búsqueda de nuestra vida sea conocerlo a través de su Palabra, descubriremos las bendiciones que acompañan la sabiduría.
La principal bendición es conocer mejor a Dios. Al verlo en su Palabra, comenzaremos a entender su perspectiva y a reconocer cómo está obrando en nuestra existencia. Entonces, nuestra reacción ante las circunstancias de la vida estará alineada con su punto de vista. Dios ve todo con exactitud y sabe con precisión lo que se necesita para cumplir su voluntad en nuestra vida y para conformarnos a la imagen de su Hijo.
Todas las demás bendiciones de la sabiduría fluyen del conocimiento de Dios. ¿Por qué razón? Porque cuando nuestra confianza está en el Señor, en vez de nuestro propio entendimiento, podemos avanzar con seguridad y valentía sin dar tumbos a causa del pecado.
Tomado de :https://www.encontacto.org/lea/devocionales-diarios
Dan/Sfd
13 Bienaventurado el hombre que halla la sabiduría,
Y que obtiene la inteligencia;
14 Porque su ganancia es mejor que la ganancia de la plata,
Y sus frutos más que el oro fino.
15 Más preciosa es que las piedras preciosas;
Y todo lo que puedes desear, no se puede comparar a ella.
16 Largura de días está en su mano derecha;
En su izquierda, riquezas y honra.
17 Sus caminos son caminos deleitosos,
Y todas sus veredas paz.
18 Ella es árbol de vida a los que de ella echan mano,
Y bienaventurados son los que la retienen.
19 Jehová con sabiduría fundó la tierra;
Afirmó los cielos con inteligencia.
20 Con su ciencia los abismos fueron divididos,
Y destilan rocío los cielos.
21 Hijo mío, no se aparten estas cosas de tus ojos;
Guarda la ley y el consejo,
22 Y serán vida a tu alma,
Y gracia a tu cuello.
23 Entonces andarás por tu camino confiadamente,
Y tu pie no tropezará.
24 Cuando te acuestes, no tendrás temor,
Sino que te acostarás, y tu sueño será grato.
25 No tendrás temor de pavor repentino,
Ni de la ruina de los impíos cuando viniere,
26 Porque Jehová será tu confianza,
Y él preservará tu pie de quedar preso.