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La necesidad de la amistad
La Palabra de Dios nos dice que nos amemos unos a otros, que llevemos las cargas y que confesemos nuestros pecados a nuestros hermanos en la fe.
22 de julio de 2022
Hoy en día, muchas personas prefieren confiar en sí mismas antes que en los demás. Es común que los vecinos se traten con desconfianza en vez de congeniar, y eso se aplica también a los miembros de la iglesia. La independencia puede ser un atributo apreciado en nuestra cultura, pero no en la Biblia. En ninguna parte de las Sagradas Escrituras usted encontrará: “Ayúdate que Dios te ayudará”.
El mismo hecho de que el Señor formara la Iglesia —una comunidad de creyentes— revela que no creó a las personas para la autosuficiencia o el aislamiento. En el diseño de Dios, una amistad estrecha y fiel entre dos creyentes sirve para edificar a ambos hacia la semejanza con Cristo. Observe a cualquiera de los santos en la Biblia y encontrará evidencia de la dependencia de un amigo cercano o confidente para encontrar apoyo. Pablo, en particular, hablaba libremente y con frecuencia de su dependencia de sus queridos compañeros, y animaba a otros a formar también asociaciones estrechas (Fil 2.1, 2).
La Palabra de Dios nos dice que nos amemos unos a otros, que llevemos las cargas y que confesemos nuestros pecados a nuestros hermanos en la fe (Jn 13.34; Ga 6.2; Stg 5.16). Esto significa que debemos entregarnos a los demás y que ellos hagan lo mismo con nosotros. Dios diseñó este estímulo mutuo para dar lugar a una mayor santidad en todo el Cuerpo de Cristo.
Tomado de:https://www.encontacto.org/lea/devocionales-diarios
Dan/Sfd