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MEDITACIÓN DIARIA

La necesidad de la amistad

La Palabra de Dios nos dice que nos amemos unos a otros, que llevemos las cargas y que confesemos nuestros pecados a nuestros hermanos en la fe.

2 Timoteo 4.9-22

Hoy en día, muchas personas prefieren confiar en sí mismas antes que en los demás. Es común que los vecinos se traten con desconfianza en vez de congeniar, y eso se aplica también a los miembros de la iglesia. La independencia puede ser un atributo apreciado en nuestra cultura, pero no en la Biblia. En ninguna parte de las Sagradas Escrituras usted encontrará: “Ayúdate que Dios te ayudará”.

El mismo hecho de que el Señor formara la Iglesia —una comunidad de creyentes— revela que no creó a las personas para la autosuficiencia o el aislamiento. En el diseño de Dios, una amistad estrecha y fiel entre dos creyentes sirve para edificar a ambos hacia la semejanza con Cristo. Observe a cualquiera de los santos en la Biblia y encontrará evidencia de la dependencia de un amigo cercano o confidente para encontrar apoyo. Pablo, en particular, hablaba libremente y con frecuencia de su dependencia de sus queridos compañeros, y animaba a otros a formar también asociaciones estrechas (Fil 2.1, 2).

La Palabra de Dios nos dice que nos amemos unos a otros, que llevemos las cargas y que confesemos nuestros pecados a nuestros hermanos en la fe (Jn 13.34Ga 6.2Stg 5.16). Esto significa que debemos entregarnos a los demás y que ellos hagan lo mismo con nosotros. Dios diseñó este estímulo mutuo para dar lugar a una mayor santidad en todo el Cuerpo de Cristo.

Tomado de:https://www.encontacto.org/lea/devocionales-diarios

Dan/Sfd

 

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