En audio
MEDITACIÓN DIARIA

Un corazón limpio

¿Cómo podemos mantener limpio nuestro corazón?

Salmo 119.9-11

Cumplir con el propósito de Dios para nuestra vida comienza con un corazón limpio que ama al Señor y quiere obedecerlo. Sin embargo, todos nacemos con una naturaleza pecaminosa. Pero la salvación nos transforma (2 Co 5.17).

La muerte de Cristo en la cruz pagó la pena por nuestras transgresiones y destruyó el poder del pecado sobre nosotros. Al recibir a Cristo como Salvador, nos convertimos en nuevas criaturas con corazones sensibles a la dirección del Espíritu Santo y con mentes que desean conocer mejor al Padre. También recibimos el poder del Espíritu Santo para rechazar el pecado y obedecer a Dios.

Pero ¿cómo podemos mantener limpio nuestro corazón? La mejor manera es meditando en las Sagradas Escrituras. Hacerlo nos ayuda a descubrir las áreas donde hemos sido fieles, y también los puntos donde nos hemos desviado de su camino. Expresar arrepentimiento genuino nos limpia (1 Jn 1.9). Cuando nos esforzamos por seguir la voluntad del Señor, discernimos su plan y nos sometemos a Él.

Llegar a ser la persona que Dios desea que seamos, requiere una relación estrecha con Él y el deseo de obedecerlo. Separados de Él, nada podemos hacer (Jn 15.5). Cooperar con la obra transformadora del Espíritu Santo nos ayudará a mantener nuestro corazón limpio y abierto a Dios.

¿Con qué limpiará el joven su camino?

Con guardar tu palabra.

10 Con todo mi corazón te he buscado;

No me dejes desviarme de tus mandamientos.

11 En mi corazón he guardado tus dichos,

Para no pecar contra ti.

SHARE