¿Alguna vez ha deseado tener una línea telefónica directa al cielo? La verdad es que tenemos algo mucho mejor: el Espíritu Santo morando en nosotros para ser nuestro Ayudador en todas las situaciones.
La noche antes de su crucifixión, el Señor Jesús advirtió a los discípulos que estaba a punto de partir. La noticia los aturdió y asustó, aunque no era la primera vez que hablaba de su muerte. Pero el Señor ofreció a sus seguidores la seguridad de que les enviaría otro Ayudador.
En este pasaje, la palabra griega para “otro” significa “uno del mismo tipo”, lo que significa que el nuevo Ayudador sería como el Hijo de Dios, un ser divino. Como fue prometido, el Espíritu de Dios vino a morar en los seguidores de Cristo en Pentecostés (Hch 2.1-4).
Sin el Espíritu Santo, no podríamos experimentar la vida cristiana. Por eso Cristo dijo a los discípulos que demoraran la difusión del evangelio hasta la llegada del Espíritu Santo. Nuestro Ayudador no solo da poder a la obediencia, sino que también enseña, guía, intercede, consuela, transforma y nos da dones para el servicio. Cada vez que nos vemos acosados por tiempos difíciles o tentaciones, nos proporciona fuerzas, resistencia, esperanza y aliento. Tenemos el privilegio de contar con un Ayudador divino que nos auxilia cada minuto de cada día.
Tomado de :https://www.encontacto.org/lea/devocionales-diarios
Juan 14:16-18
Reina-Valera 1960
16 Y yo rogaré al Padre, y os dará otro Consolador, para que esté con vosotros para siempre:17 el Espíritu de verdad, al cual el mundo no puede recibir, porque no le ve, ni le conoce; pero vosotros le conocéis, porque mora con vosotros, y estará en vosotros.