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Un orden  es un sistema de gobierno para que las personas, tanto naturales como jurídicas, traten entre sí. El orden  puede ser interno para gobernar dentro de un país, normalmente establecido en la Constitución, o mundial para regular las relaciones entre Estados soberanos, normalmente establecido en Tratados Internacionales.  El  orden interno cambia en momentos diferentes al orden internacional  y, ambos, comúnmente lo hacen después de una guerra: civil o mundial. Sucede cuando nuevas fuerzas derrotan el orden viejo y débil. Verbigracia, el orden interno de los Estados Unidos fue establecido en la Constitución de 1789, después de la revolución. Lo mismo sucedió en Rusia  en 1917 y 1991, este último orden interno con una revolución relativamente pacífica. China  comenzó su actual nuevo orden  en 1949, cuando el Partido Comunista Chino (PCCh), ganó la guerra civil.

El orden mundial  actual se estableció después de la victoria aliada en la Segunda Guerra Mundial, de la cual Estados Unidos emergió como la potencia mundial dominante. Con mucha frecuencia leemos y oímos que China dentro de poco tendrá, y para muchos ya tiene, un PIB superior al de Estados Unidos, con lo cual, lo desplazará de su hegemonía mundial. Este es un análisis superficial.  El PIB es sólo uno entre muchos indicadores a tomar en consideración. Para los que se toman el estudio de la Historia en serio, en el año 1872 los Estados Unidos superaron el PIB de Inglaterra -potencia hegemónica mundial- y, después de 73 años, luego de una conflagración mundial, es que EE. UU. emerge como nueva potencia mundial líder, estableciendo un  Segundo orden internacional;  el Primero  fue establecido en 1919, después de la Primera Guerra Mundial. Del siglo XIX hacia atrás, las potencias europeas se regían por el balance o equilibrio de poder.

El presente orden internacional se estableció en Acuerdos y Tratados sobre el funcionamiento de la gobernanza mundial y los sistemas monetarios  (Bretton Woods 1944), que instauró el dólar como principal moneda o divisa de reserva mundial.  Hacemos este énfasis, ya que, de todos los indicadores, la divisa o moneda de reserva es el determinante o, la sumatoria de la efectividad de los demás indicadores, incluyendo el PIB, real o nominal. Aun cuando China se ha establecido como la segunda mayor economía del mundo, el dólar estadounidense es, con mucha diferencia, la moneda predominante en el mercado internacional de divisas, con el euro y el yen japonés en un segundo y tercer lugar, seguida por la libra esterlina y el dólar australiano. El yuan chino,  de acuerdo al ranking mundial de enero de 2022, aparece en el octavo puesto. Una moneda de reserva es una  que se acepta corrientemente en todo el mundo, tenerla es factor clave  para que un país se convierta en el imperio más rico y poderoso. Es que tan solo el 4.3% de las transacciones globales utilizaron el yuan chino contra un 88.3% en dólar estadounidense.

 

Con una nueva potencia mundial líder y un nuevo sistema monetario, comienza o nace, un nuevo orden mundial.  Estos cambios tienen lugar en un ciclo atemporal y universal, al que se le llama: El Gran Ciclo. Al estudiar los diez imperios más poderosos de la segunda mitad del último milenio y las tres últimas monedas o divisas de reserva, podemos observar el auge y caída del imperio de los Países Bajos y el florín; el imperio de Gran Bretaña y su libra esterlina;  el auge y “declive temprano de los Estados Unidos y el dólar”; y, el declive y el auge del imperio chino y sus monedas; así como el auge y caída de los imperios de España, Francia, Alemania, India, Japón, Rusia y el Otomano. Examinar todos estos índices a la vez puede resultar confuso, por lo que nos centraremos en los más importantes: Países Bajos, Reino Unido, Estados Unidos y China. Como veremos, ocurrieron enciclos  superpuestos de unos 250 años, con períodos de transición de 10 y 20 años entre ellos. Debido al dato anterior, enfatizamos  el “declive temprano de los Estados Unidos de América”.

Estas transiciones fueron y serán períodos de grandes conflictos, ya que las potencias líderes no declinan sin pelear.  Pero, ¿Cómo medimos el poder de un imperio? Generalmente se utilizan ocho indicadores. La medida del poder total se obtiene promediando los ocho, estos son: Educación, Innovación y Tecnología, Competitividad, Comercio Mundial (Output), Producto Interno Bruto, Centro Financiero (Mercado de Capitales), Poder Militar y, la Fortaleza de su Moneda como Reserva Mundial. Debido a que estos indicadores son mensurables, podemos ver cuán fuerte es cada país ahora y en el pasado y, si está en auge o en declive

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