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MEDITACIÓN DIARIA

La ira injusta

Cristo pagó nuestra deuda de pecado con su vida para liberarnos del pecado, y eso incluye la ira incontrolada.

14 de septiembre de 2022

La ira es una emoción poderosa que a menudo causa un gran daño. Alimenta el resentimiento y la amargura, bloquea la comunicación y destruye las relaciones. Si no se controla, se convierte en una furia explosiva que daña no solo al objetivo previsto, sino también a otros.

Aunque a menudo tratamos de justificar nuestra ira, rara vez puede calificarse de justa. Rara vez nos ofendemos por la honra de Dios. Nuestros motivos suelen nacer de estar a la defensiva, de los deseos frustrados o de la indignación por los agravios percibidos contra nosotros. Santiago escribió que nuestra ira no produce la vida justa que Dios desea que tengamos.

El libro de Proverbios ofrece la perspectiva de Dios sobre el tema. Las personas iracundas hacen locuras (Pr 14.17), levantan contiendas y muchas veces pecan (Pr 29.22). Este libro nos advierte de no asociarnos con tales personas para no volvernos como ellas (Pr 22.24, 25). Mientras que, quienes no pierden los estribos tienen un gran entendimiento (Pr 14.29) y demuestran sabiduría al controlar su ira (Pr 29.11).

Cristo pagó nuestra deuda de pecado con su vida para liberarnos del pecado, y eso incluye la ira incontrolada. Si Dios le ha convencido de que su ira es injusta, confiésela como pecado y pídale que reproduzca el carácter de Cristo en usted.

Tomado de:https://www.encontacto.org/lea/devocionales-diarios

DAN/SFD

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