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Cómo hablar con la gracia de Dios
¿Es rápido para criticar y juzgar a los demás, o habla con compasión a quienes están atrapados en el pecado?
Al final de su carta a los colosenses, el apóstol Pablo destacó algunos aspectos esenciales de la vida cristiana: la devoción a la oración, una actitud de agradecimiento y el trato sabio con los incrédulos. Y nuestras palabras siempre deben ser un reflejo de nuestro Salvador.
Pablo entendía el poder de hablar con misericordia. Eso no solo agrada a Dios, sino que también beneficia a quienes escuchan. En contraste, Santiago describe el daño que puede causar una lengua fuera de control. La comparó con las chispas que incendian un bosque o con que la maldad impetuosa puede envenenar (Stg 3.5, 8). Lamentablemente, vemos esta verdad en las redes sociales, los lugares de trabajo, las familias e incluso las iglesias.
¿Qué retrato de Cristo muestran sus palabras para los demás? ¿Su conversación es sazonada con gracia, o habla sin pensar y con dureza? ¿Es rápido para criticar y juzgar a los demás, o habla con compasión a quienes están atrapados en el pecado?
Como representantes de Jesucristo, debemos aprender a hablar con su gracia. Lo logramos al cultivar humildad y demostrar cortesía y amabilidad hacia quienes no tienen a Cristo, ofreciéndoles al mismo tiempo el evangelio, que puede liberarles del pecado y del infierno.
Tomado de:https://www.encontacto.org/lea/devocionales-diarios
Colosenses 4:2-6 Reina-Valera 1960
5 Andad sabiamente para con los de afuera, redimiendo el tiempo. 6 Sea vuestra palabra siempre con gracia, sazonada con sal, para que sepáis cómo debéis responder a cada uno.