En audio
|
La oración centrada en Dios
¿Se concentra usted en la fidelidad de Dios Todopoderoso o en su problema abrumador y sus sentimientos negativos?
17 de octubre de 2022
En una oportunidad, cuando alguien me preguntó si me había escuchado orar a mí mismo, decidí grabar mi voz mientras oraba sobre un asunto que me preocupaba mucho. Después de escuchar la grabación, me di cuenta de que estaba llena de descripciones negativas de lo mal que estaba la situación, y de lo desanimado que me sentía. Mi enfoque estaba equivocado.
Al encontrarse con una situación inquietante, Josafat eligió un enfoque diferente: la oración centrada en Dios. En lugar de acudir al Señor con una actitud de “ay de mí”, Josafat comenzó centrándose en el poder y la soberanía de Dios (2 Cr 20.6), su fidelidad en el pasado para con Judá (2 Cr 20.7-8) y su promesa de escuchar y liberar a su pueblo (2 Cr 20.9). Solo después de fortalecer su fe mediante estos recordatorios de la suficiencia de Dios, el rey hizo sus peticiones (2 Cr 20.10-12).
En la oración, podemos elegir entre magnificar al Señor o magnificar nuestra dificultad. ¿Se concentra usted en la fidelidad de Dios Todopoderoso o en su problema abrumador y sus sentimientos negativos? Mantengamos nuestra mirada en Él, y esperemos con plena confianza hasta que veamos las maravillas que hará para su gloria y para nuestro bien.
Tomado se :https://www.encontacto.org/lea/devocionales-diarios
Dan/Sfd
Victoria sobre Moab y Amón
20 Pasadas estas cosas, aconteció que los hijos de Moab y de Amón, y con ellos otros de los amonitas, vinieron contra Josafat a la guerra. 2 Y acudieron algunos y dieron aviso a Josafat, diciendo: Contra ti viene una gran multitud del otro lado del mar, y de Siria; y he aquí están en Hazezon-tamar, que es En-gadi. 3 Entonces él tuvo temor; y Josafat humilló su rostro para consultar a Jehová, e hizo pregonar ayuno a todo Judá. 4 Y se reunieron los de Judá para pedir socorro a Jehová; y también de todas las ciudades de Judá vinieron a pedir ayuda a Jehová.
5 Entonces Josafat se puso en pie en la asamblea de Judá y de Jerusalén, en la casa de Jehová, delante del atrio nuevo; 6 y dijo: Jehová Dios de nuestros padres, ¿no eres tú Dios en los cielos, y tienes dominio sobre todos los reinos de las naciones? ¿No está en tu mano tal fuerza y poder, que no hay quien te resista? 7 Dios nuestro, ¿no echaste tú los moradores de esta tierra delante de tu pueblo Israel, y la diste a la descendencia de Abraham tu amigo para siempre? 8 Y ellos han habitado en ella, y te han edificado en ella santuario a tu nombre, diciendo: 9 Si mal viniere sobre nosotros, o espada de castigo, o pestilencia, o hambre, nos presentaremos delante de esta casa, y delante de ti (porque tu nombre está en esta casa), y a causa de nuestras tribulaciones clamaremos a ti, y tú nos oirás y salvarás. 10 Ahora, pues, he aquí los hijos de Amón y de Moab, y los del monte de Seir, a cuya tierra no quisiste que pasase Israel cuando venía de la tierra de Egipto, sino que se apartase de ellos, y no los destruyese; 11 he aquí ellos nos dan el pago viniendo a arrojarnos de la heredad que tú nos diste en posesión. 12 ¡Oh Dios nuestro! ¿no los juzgarás tú? Porque en nosotros no hay fuerza contra tan grande multitud que viene contra nosotros; no sabemos qué hacer, y a ti volvemos nuestros ojos.
13 Y todo Judá estaba en pie delante de Jehová, con sus niños y sus mujeres y sus hijos. 14 Y estaba allí Jahaziel hijo de Zacarías, hijo de Benaía, hijo de Jeiel, hijo de Matanías, levita de los hijos de Asaf, sobre el cual vino el Espíritu de Jehová en medio de la reunión; 15 y dijo: Oíd, Judá todo, y vosotros moradores de Jerusalén, y tú, rey Josafat. Jehová os dice así: No temáis ni os amedrentéis delante de esta multitud tan grande, porque no es vuestra la guerra, sino de Dios. 16 Mañana descenderéis contra ellos; he aquí que ellos subirán por la cuesta de Sis, y los hallaréis junto al arroyo, antes del desierto de Jeruel. 17 No habrá para qué peleéis vosotros en este caso; paraos, estad quietos, y ved la salvación de Jehová con vosotros. Oh Judá y Jerusalén, no temáis ni desmayéis; salid mañana contra ellos, porque Jehová estará con vosotros.
18 Entonces Josafat se inclinó rostro a tierra, y asimismo todo Judá y los moradores de Jerusalén se postraron delante de Jehová, y adoraron a Jehová.