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Cómo enfrentar las montañas de la vida
¿Está usted enfrentando lo que parece un obstáculo insuperable?
¿Está usted enfrentando lo que parece un obstáculo insuperable? Puede tratarse de un problema demasiado complejo para resolver, una tarea más allá de su capacidad, un pecado demasiado tentador para superar o una situación sobre la que no tiene control. Enfrentar tales cosas puede hacernos sentir débiles, indefensos y vulnerables. Pero recuerde que tenemos a Dios Todopoderoso, y que nada es demasiado difícil para Él.
Zorobabel fue un líder judío que, junto con 50.000 de sus compatriotas, regresó a Jerusalén del cautiverio babilónico. Comenzaron a reconstruir el templo, pero los obstáculos eran enormes. El pueblo se desanimó, por lo que Dios le dio a su profeta Zacarías una visión para animarlos. El mensaje les recordó que el progreso se logra “no con ejército, ni con fuerza, sino con [su] Espíritu” (Zac 4.6).
Esta misma verdad se aplica a nosotros hoy. Los obstáculos que usted atraviesa pueden parecer montañas demasiado grandes para moverlas, y con sus propias fuerzas, sin duda lo son. Pero, como cristiano, tiene el poder del Espíritu Santo dentro en usted. Aunque es posible que sus circunstancias no cambien, Él le dará consuelo, gozo, paz, paciencia y fortaleza para enfrentarlas. El Espíritu Santo es la promesa de Dios de auxilio continuo a su pueblo.
Tomado de :https://www.encontacto.org/lea/devocionales-diarios
Dan /Sfd
El candelabro de oro y los olivos
4 Volvió el ángel que hablaba conmigo, y me despertó, como un hombre que es despertado de su sueño. 2 Y me dijo: ¿Qué ves? Y respondí: He mirado, y he aquí un candelabro todo de oro, con un depósito encima, y sus siete lámparas encima del candelabro, y siete tubos para las lámparas que están encima de él; 3 Y junto a él dos olivos, el uno a la derecha del depósito, y el otro a su izquierda. 4 Proseguí y hablé, diciendo a aquel ángel que hablaba conmigo: ¿Qué es esto, señor mío? 5 Y el ángel que hablaba conmigo respondió y me dijo: ¿No sabes qué es esto? Y dije: No, señor mío. 6 Entonces respondió y me habló diciendo: Esta es palabra de Jehová a Zorobabel, que dice: No con ejército, ni con fuerza, sino con mi Espíritu, ha dicho Jehová de los ejércitos. 7 ¿Quién eres tú, oh gran monte? Delante de Zorobabel serás reducido a llanura; él sacará la primera piedra con aclamaciones de: Gracia, gracia a ella. 8 Vino palabra de Jehová a mí, diciendo: 9 Las manos de Zorobabel echarán el cimiento de esta casa, y sus manos la acabarán; y conocerás que Jehová de los ejércitos me envió a vosotros. 10 Porque los que menospreciaron el día de las pequeñeces se alegrarán, y verán la plomada en la mano de Zorobabel. Estos siete son los ojos de Jehová, que recorren toda la tierra.