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El sentimiento de culpa
Sin un sentimiento de culpa, nunca reconoceríamos que somos pecadores que necesitamos al Salvador.
Sentir culpa por hacer algo que viola la conciencia es muy bueno. El Señor diseñó los sentimientos de culpabilidad y arrepentimiento para que sirvieran de recordatorio de que hemos hecho algo malo y necesitamos arrepentirnos. De hecho, sin un sentimiento de culpa, nunca reconoceríamos que somos pecadores que necesitamos al Salvador. Y después de la salvación, la culpa es la manera en que el Señor nos indica que vamos en el camino equivocado, para que podamos volver a Él en obediencia.
Muchos en nuestro mundo afirman que la culpa es mala, pero no es así. Cuando usted siente sus punzadas, es probable que sepa exactamente lo que hizo para despertar su conciencia. La reacción apropiada es acudir al Señor en arrepentimiento, como lo hizo David. Demorarse en hacerlo tal vez significaría sentir la pesada mano de Dios sobre usted. Sin embargo, con la confesión, sus pecados son perdonados, la culpa desaparece y el gozo de su salvación es recobrado (véase 1 Juan 1.9).
Un efecto secundario sorprendente de enfrentar la culpa de esta manera es la voluntad de ser sincero en cuanto a sus luchas y fracasos. A través de su experiencia, puede mostrar a otros que estén agobiados por la culpa, cómo pueden ellos, también, ser liberados y experimentar la paz y el gozo de Dios.
Tomado de:https://www.encontacto.org/lea/devocionales-diarios
Dan/Sfd
Salmo de David. Masquil.
32 Bienaventurado aquel cuya transgresión ha sido perdonada, y cubierto su pecado.
2 Bienaventurado el hombre a quien Jehová no culpa de iniquidad,
Y en cuyo espíritu no hay engaño.
3 Mientras callé, se envejecieron mis huesos
En mi gemir todo el día.
4 Porque de día y de noche se agravó sobre mí tu mano;
Se volvió mi verdor en sequedades de verano. Selah
5 Mi pecado te declaré, y no encubrí mi iniquidad.
Dije: Confesaré mis transgresiones a Jehová;
Y tú perdonaste la maldad de mi pecado. Selah
6 Por esto orará a ti todo santo en el tiempo en que puedas ser hallado;
Ciertamente en la inundación de muchas aguas no llegarán estas a él.
7 Tú eres mi refugio; me guardarás de la angustia;
Con cánticos de liberación me rodearás. Selah
8 Te haré entender, y te enseñaré el camino en que debes andar;
Sobre ti fijaré mis ojos.
9 No seáis como el caballo, o como el mulo, sin entendimiento,
Que han de ser sujetados con cabestro y con freno,
Porque si no, no se acercan a ti.
10 Muchos dolores habrá para el impío;
Mas al que espera en Jehová, le rodea la misericordia.
11 Alegraos en Jehová y gozaos, justos;
Y cantad con júbilo todos vosotros los rectos de corazón.