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Hijos de Dios
¿Es usted miembro de la familia de Dios?
Cuando confiamos en Cristo como Señor y Salvador de nuestras vidas, nos convertimos en hijos de Dios. Al usar este lenguaje, la Biblia indica la naturaleza de nuestra relación con Él: Dios es nuestro Padre y nosotros debemos actuar como sus hijos. Esto significa que debemos aprender a escucharlo, obedecerlo y amarlo cada vez más.
El Padre nos habla claramente por medio de la Biblia. Muchas personas afirman que están interesadas en escuchar a Dios, pero les resulta difícil encontrar tiempo para leer su Palabra. También hay quienes dicen: “No la entiendo”, y se dan por vencidos. Pero dentro de cada hijo de Dios vive el Espíritu Santo, quien nos ayuda a superar cualquier obstáculo y a interpretar la Palabra de Dios correctamente. Si usted sigue leyendo las Sagradas Escrituras de manera fiel, Él le ayudará a entenderla.
Una vez que la persona nace en la familia de Dios, nada puede destruir esa relación, ni siquiera el pecado. Pero la desobediencia entristece al Padre celestial y dificulta la comunión y la comunicación con Él. La restauración, que es esencial para el crecimiento espiritual, solo es posible al confesar a Dios los pecados y arrepentirnos (1 Jn 1.9).
El pasaje bíblico de hoy menciona las características de los hijos de Dios. ¿Es usted miembro de su familia? Si es así, su vida debe caracterizarse por obediencia y rectitud.
Tomado de:https://www.encontacto.org/lea/devocionales-diarios
Dan/Sfd
Hijos de Dios
3 Mirad cuál amor nos ha dado el Padre, para que seamos llamados hijos de Dios; por esto el mundo no nos conoce, porque no le conoció a él. 2 Amados, ahora somos hijos de Dios, y aún no se ha manifestado lo que hemos de ser; pero sabemos que cuando él se manifieste, seremos semejantes a él, porque le veremos tal como él es. 3 Y todo aquel que tiene esta esperanza en él, se purifica a sí mismo, así como él es puro.
4 Todo aquel que comete pecado, infringe también la ley; pues el pecado es infracción de la ley. 5 Y sabéis que él apareció para quitar nuestros pecados, y no hay pecado en él. 6 Todo aquel que permanece en él, no peca; todo aquel que peca, no le ha visto, ni le ha conocido. 7 Hijitos, nadie os engañe; el que hace justicia es justo, como él es justo. 8 El que practica el pecado es del diablo; porque el diablo peca desde el principio. Para esto apareció el Hijo de Dios, para deshacer las obras del diablo. 9 Todo aquel que es nacido de Dios, no practica el pecado, porque la simiente de Dios permanece en él; y no puede pecar, porque es nacido de Dios. 10 En esto se manifiestan los hijos de Dios, y los hijos del diablo: todo aquel que no hace justicia, y que no ama a su hermano, no es de Dios.