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Por Darío Nin

El día 1ero de diciembre de este 2022, acudimos al Salón Independencia del Ministerio de  Defensa  de la República Dominicana. La razón de nuestra presencia en ese lugar se justificó  al responder a una invitación que las autoridades de la Universidad Félix Adam  (UNEFA), le habían hecho al  Defensor del Pueblo y frente a la imposibilidad de que  acudiera el titular, fuimos requeridos para tal misión.

En esta oportunidad la universidad presentaba al País, su XXIII, Graduación Ordinaria. A tal efecto fue invitado el Magistrado del Tribunal Superior Electoral  Dr .PEDRO P. YERMENOS FORASTIERI, quien junto al  eficiente director de la Oficina  la Defensa Pública Rodolfo Valentín Santos, formaron parte de la Mesa de Honor.

El Dr. PEDRO P. YERMENOS FORASTIERI  fue distinguido con el pronunciamiento del discurso  central y en respuesta, produjo una pieza digna de plasmarse en un cartilla para ser leída en cada graduación en todas las universidades que tenemos en el pais.

Desde el inicio hasta el final, no existe una sola palabra que no estuviera llena de contenido y significado.  Cada exhortación  dio en la diana y cautivó la atención de todos los que allí estuvimos. Es por esa razón  que tan pronto terminó la ceremonia me le acerqué y le pedí, que me permitiera publicar y reproducir  el mismo;  a lo que accedió muy gentilmente  como es su condición permanente.

Con la explicación dada en esta introducción le invito a leer dicha pieza que transcribimos de forma íntegra a continuación:

“DISCURSO XXIII GRADUACIÓN ORDINARIA, UNEFA 2022.

Señores graduandos

Señoras y señores:

Hoy un día de inicio y final al mismo tiempo. Es el comienzo de un mes, que a la vez es el último del año.

Traigo a colación esa circunstancia, porque para ustedes, señores graduandos, hoy ocurre algo similar. finalizan una etapa de sus vidas, para dar paso a una nueva.

La primera propuesta que pretendo formularles, es precisamente que asuman el suceso al que están asistiendo hoy, como eso: un tránsito hacia nuevas conquistas.

Empiezan a cosechar los resultados de la semilla que plantaron hace unos años, pero están en el deber de hacer nuevas siembras que deberán continuar fructificando en el porvenir de cada uno de ustedes.

Es cierto que actuar en la dirección que les sugiero es una responsabilidad fundamentalmente individual, pero jamás debe desvincularse del contexto social en el que eso va a ejecutarse.

Señores graduandos, el ser humano, como ente individual, está en el deber de hacer cotidianamente todo lo necesario para ser una mejor versión de sí mismo, pero nunca olviden que nadie, absolutamente nadie, es capaz de realizarse de forma integral en aislamiento.

No es posible alcanzar nada trascendente en la existencia de las personas, sin una relación permanente con sus semejantes. Somos sujetos interdependientes los unos de los otros.

Por eso, graben para siempre en sus memorias esta reflexión que quiero dejarles: contribuir con el engrandecimiento de los demás en todos los aspectos, es el mejor destino que podemos asignarle a nuestros esfuerzos.

Es rigurosamente cierto que en la medida en que más personas son mejores, todos, de una u otra forma, salimos ganando. hay que crear conciencia de eso, actuar en esa dirección, es la más lucrativa inversión que podemos hacer.

Lo que les estoy proponiendo no se reduce a ayudas individuales a otras personas.
eso es muy importante, pero no suficiente.

Hablo de trabajar en la construcción de una sociedad dominicana diferente. de un espacio comunitario con menores niveles de desigualdad. de un entorno con una más fuerte institucionalidad. donde la ley, real y efectivamente, sea igual para todos. donde las oportunidades dejen de ser tan diferentes para unos pocos que tienen tanto, en relación a tantos que tienen tan poco.

Lo que somos como nación no ha sido para nada el resultado de la casualidad o la mala fortuna. Las pésimas cifras que presentamos como país, son las consecuencias lógicas de las desatinadas políticas públicas que se han aplicado, las cuales, han eternizado el círculo vicioso de la pobreza.

Más del 90% de quienes nacen pobres, mueren en idéntica situación. El mismo por ciento de quienes vienen a la vida en situación de riqueza, mueren igual. En esas circunstancias, nunca abandonaremos nuestra condición de subdesarrollo y estaremos compelidos a seguir ubicados en el tercer mundo.

Quien obtiene un título universitario en República Dominicana, es un privilegiado. No todos llegan a graduarse de bachiller, y menos de una universidad. Eso ya “nos hace” privilegiados, en una sociedad donde una mayoría queda privada de poder acceder a la educación.

Que nadie piense que eso ha sido y es así por características congénitas irreversibles de los hijos de esta Patria o de la geografía y los mayores o menores recursos que la naturaleza nos ha legado. Falso.

Tenemos todo lo que se necesita para cambiar de forma radical esta realidad. ¿Qué hace falta para lograrlo? que personas como ustedes, que hoy se suman a la legión de profesionales, adquieran e implementen la conciencia requerida para ser los agentes de cambio que están llamados a ser.

Esa es la primera misión que tiene un graduado, tomar conciencia de sus privilegios y actuar en consecuencia, asumiendo la responsabilidad que eso implica, tanto en el plano cívico como laboral y social.

Un profesional tiene además un compromiso con el rigor de su propia materia laboral. Tenemos la responsabilidad de servir a los otros, pero también de crecer como persona y como profesionales, y eso solo se logra proponiéndonos el perfeccionamiento permanente de nuestras labores, siempre tratando de hacerlas de mejor manera, siendo creativos, innovando, etc.

Trabajen fuerte, crezcan como profesionales y mejoren sus condiciones económicas, pero no lo hagan dejando atrás el sagrado compromiso de contribuir a crear una República Dominicana más grande, de más y mejor democracia, que no sea tan benévola para unos y tan hostil para otros.

Salgan de aquí dispuestos a luchar por sus sueños individuales y al unísono a edificar una sociedad más justa, más libre de las taras de la pobreza, como lo han intentado nuestros héroes y heroínas que bien merecen que nosotros, sus continuadores históricos, les demos seguimiento a sus desvelos.

Usen las herramientas adquiridas en esta universidad, las científicas, las tecnológicas, las intelectuales, para insertarse en la edificación de una realidad social que nos haga sentir cada vez más y más orgullosos de llamarnos dominicanos.

Muchas gracias.

PEDRO P. YERMENOS FORASTIERI

1 DE DICIEMBRE 2022″

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