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Frente a la muerte
Cada uno de nosotros está a un paso de la muerte. Deje que tal realidad le impulse a examinar su vida: ¿Está usted preparado para enfrentar la muerte y la eternidad?
Lucas 23.32-43
El Señor Jesús fue crucificado entre dos delincuentes. Solo unas horas antes de su muerte, algo glorioso ocurrió con uno de ellos: fue perdonado y redimido en frente de la multitud escarnecedora que rechazó al Señor Jesús como el Mesías. El nombre del malhechor fue escrito en el libro de la vida del Cordero, y el cielo se regocijó.
¿Qué evidencia tenemos de que su conversión de último momento fue real?
SU CAMBIO DE CONDUCTA. Al principio, ambos criminales lanzaron insultos contra el Señor. En un giro total, uno de ellos reprendió más tarde al otro por sus palabras (Lc 23.40).
SU ADMISIÓN DE CULPABILIDAD. Entonces el convicto penitente reconoció públicamente que él mismo estaba siendo castigado con razón por sus malas acciones (Lc 23.41).
SU EXPRESIÓN DE FE EN EL SEÑOR. El hombre dijo al Señor: “Acuérdate de mí cuando vengas en tu reino” (Lc 23.42). De este modo, reconoció que el Señor era, de hecho, el Rey, tal y como se afirmaba en la inscripción sobre la cruz de Cristo (Lc 23.38). Y el Señor le respondió: “De cierto te digo que hoy estarás conmigo en el paraíso” (Lc 23.43).
Cada uno de nosotros está a un paso de la muerte. Deje que tal realidad le impulse a examinar su vida: ¿Está usted preparado para enfrentar la muerte y la eternidad?
Tomado de:https://www.encontacto.org/lea/devocionales-diarios
Dan/Sfd
32 Llevaban también con él a otros dos, que eran malhechores, para ser muertos. 33 Y cuando llegaron al lugar llamado de la Calavera, le crucificaron allí, y a los malhechores, uno a la derecha y otro a la izquierda. 34 Y Jesús decía: Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen. Y repartieron entre sí sus vestidos, echando suertes. 35 Y el pueblo estaba mirando; y aun los gobernantes se burlaban de él, diciendo: A otros salvó; sálvese a sí mismo, si este es el Cristo, el escogido de Dios. 36 Los soldados también le escarnecían, acercándose y presentándole vinagre, 37 y diciendo: Si tú eres el Rey de los judíos, sálvate a ti mismo. 38 Había también sobre él un título escrito con letras griegas, latinas y hebreas: ESTE ES EL REY DE LOS JUDÍOS.
39 Y uno de los malhechores que estaban colgados le injuriaba, diciendo: Si tú eres el Cristo, sálvate a ti mismo y a nosotros. 40 Respondiendo el otro, le reprendió, diciendo: ¿Ni aun temes tú a Dios, estando en la misma condenación? 41 Nosotros, a la verdad, justamente padecemos, porque recibimos lo que merecieron nuestros hechos; mas este ningún mal hizo. 42 Y dijo a Jesús: Acuérdate de mí cuando vengas en tu reino. 43 Entonces Jesús le dijo: De cierto te digo que hoy estarás conmigo en el paraíso.