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¿Qué sucede después de la muerte?
Dios da la bienvenida a toda persona que viene a Él por medio de la fe en su Hijo.
15 de diciembre de 2022
La muerte es inevitable, pero la mayoría de las personas piensan poco en eso hasta que ya es demasiado tarde. Ahora mismo es el momento de pensar en lo que sigue a nuestra existencia terrenal, mientras todavía tengamos la oportunidad de tomar una decisión que afectará nuestro destino final.
Esta vida no es todo lo que hay; la eternidad nos espera a todos. Algunos vivirán para siempre en la presencia de Dios, mientras que otros experimentarán el tormento eterno, separados de Él para siempre. Si recibimos a Cristo como Salvador, nuestra deuda por el pecado es pagada, somos adoptados en la familia de Dios, y el cielo es nuestro hogar eterno. Pero si nos negamos a creer la verdad y rechazamos a Cristo, permanecemos alejados de Dios, bajo condenación por nuestro pecado, y destinados a una agonía sin fin.
Algunos dicen que hay muchos caminos para llegar a Dios, pero no es así. Solo hay uno y es Jesucristo (Jn 14.6). Él es el único mediador entre la humanidad y el Dios santo (1 Ti 2.5).
Dios da la bienvenida a toda persona que viene a Él por medio de la fe en su Hijo, sea cual sea su pasado, su edad o su situación actual. Si se da cuenta de que es pecador y cree en que el Señor Jesús murió por usted, pídale que sea su Salvador. Entonces podrá estar seguro de que ha sido perdonado y que ahora y para siempre forma parte de la familia de Dios.
Tomado de:https://www.encontacto.org/lea/devocionales-diarios
Dan/Sfd
El rico y Lázaro
19 Había un hombre rico, que se vestía de púrpura y de lino fino, y hacía cada día banquete con esplendidez. 20 Había también un mendigo llamado Lázaro, que estaba echado a la puerta de aquel, lleno de llagas, 21 y ansiaba saciarse de las migajas que caían de la mesa del rico; y aun los perros venían y le lamían las llagas. 22 Aconteció que murió el mendigo, y fue llevado por los ángeles al seno de Abraham; y murió también el rico, y fue sepultado. 23 Y en el Hades alzó sus ojos, estando en tormentos, y vio de lejos a Abraham, y a Lázaro en su seno. 24 Entonces él, dando voces, dijo: Padre Abraham, ten misericordia de mí, y envía a Lázaro para que moje la punta de su dedo en agua, y refresque mi lengua; porque estoy atormentado en esta llama. 25 Pero Abraham le dijo: Hijo, acuérdate que recibiste tus bienes en tu vida, y Lázaro también males; pero ahora este es consolado aquí, y tú atormentado. 26 Además de todo esto, una gran sima está puesta entre nosotros y vosotros, de manera que los que quisieren pasar de aquí a vosotros, no pueden, ni de allá pasar acá. 27 Entonces le dijo: Te ruego, pues, padre, que le envíes a la casa de mi padre, 28 porque tengo cinco hermanos, para que les testifique, a fin de que no vengan ellos también a este lugar de tormento. 29 Y Abraham le dijo: A Moisés y a los profetas tienen; óiganlos. 30 Él entonces dijo: No, padre Abraham; pero si alguno fuere a ellos de entre los muertos, se arrepentirán. 31 Mas Abraham le dijo: Si no oyen a Moisés y a los profetas, tampoco se persuadirán aunque alguno se levantare de los muertos.