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El riesgo de la fe
¿Hay algo que Dios quiere que usted haga, a lo que se está resistiendo?
A veces, obedecer al Señor se siente como si estuviéramos arriesgándonos. Al igual que Pedro, podemos encontrarnos en una situación precaria, vencidos por el miedo. Aunque la vida está llena de incertidumbres, las verdades bíblicas nunca cambian. Si nos enfocamos en ellas, podremos obedecer con confianza, no en el resultado deseado, sino en la fidelidad del Señor.
- PODEMOS CONTAR CON QUE DIOS ESTÁ CON NOSOTROS. Es imposible para los creyentes vivir un solo día sin su presencia, porque nuestra relación con Él por medio de nuestro Salvador Jesucristo es permanente (He 13.5). El amor de Dios por nosotros es profundo y permanente, y sus promesas son seguras. Cuando Él nos llama a salir de nuestra “zona de confort”, podemos obedecer porque Él está a nuestro lado.
- EL PODER ENERGIZANTE DE DIOS ES NUESTRO. El Espíritu Santo nos da la fuerza divina para hacer lo que el Padre celestial dice. La obediencia no se logra por el esfuerzo propio, sino por la completa dependencia del Señor. Su gracia es suficiente para toda situación, y su poder se perfecciona en nuestra debilidad (2 Co 12.9).
¿Hay algo que Dios quiere que usted haga, a lo que se está resistiendo? El Señor ha provisto todo lo que necesita para obedecer. Por tanto, fije sus ojos en Él, y dé un paso de fe.
Tomado de :https://www.encontacto.org/lea/devocionales-diarios
Jesús anda sobre el mar
(Mr. 6.45-52; Jn. 6.15-21)
22 En seguida Jesús hizo a sus discípulos entrar en la barca e ir delante de él a la otra ribera, entre tanto que él despedía a la multitud. 23 Despedida la multitud, subió al monte a orar aparte; y cuando llegó la noche, estaba allí solo. 24 Y ya la barca estaba en medio del mar, azotada por las olas; porque el viento era contrario. 25 Mas a la cuarta vigilia de la noche, Jesús vino a ellos andando sobre el mar. 26 Y los discípulos, viéndole andar sobre el mar, se turbaron, diciendo: ¡Un fantasma! Y dieron voces de miedo. 27 Pero en seguida Jesús les habló, diciendo: ¡Tened ánimo; yo soy, no temáis!
28 Entonces le respondió Pedro, y dijo: Señor, si eres tú, manda que yo vaya a ti sobre las aguas. 29 Y él dijo: Ven. Y descendiendo Pedro de la barca, andaba sobre las aguas para ir a Jesús. 30 Pero al ver el fuerte viento, tuvo miedo; y comenzando a hundirse, dio voces, diciendo: ¡Señor, sálvame! 31 Al momento Jesús, extendiendo la mano, asió de él, y le dijo: ¡Hombre de poca fe! ¿Por qué dudaste? 32 Y cuando ellos subieron en la barca, se calmó el viento. 33 Entonces los que estaban en la barca vinieron y le adoraron, diciendo: Verdaderamente eres Hijo de Dios.
Dan/Sfd