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Confianza en la oración
Nuestro amoroso Padre celestial se deleita en satisfacer las necesidades de sus hijos.
Ayer hablamos de cómo nuestras oraciones son una forma de adoración que glorifica a Dios. Sin embargo, esa no es la única razón por la que debemos orar. Llevar nuestras preocupaciones al Señor nos ayuda a crecer en dependencia de Él y en gratitud por su fidelidad y provisión. Como Padre amoroso, se deleita en darnos buenas dádivas que nos ayudan en nuestro andar con Él. Y de esa manera, sus pensamientos, sus deseos y su poder se convierten también en nuestros.
La oración, además, nos permite participar en la obra de Dios en el mundo. Usted puede orar en el momento que sea y por quién sea, en cualquier lugar de la Tierra, y confiar en que el Señor de todo el universo le escuchará y responderá de la manera más efectiva posible. ¡Qué maravilloso privilegio es ser utilizado por Dios para extender su Iglesia y ayudar a otros creyentes!
Otra razón por la que el Señor nos pide que oremos, es para que nuestra fe en Él crezca. El Padre celestial promete responder cuando pedimos, buscamos y llamamos. El resultado puede no ser en la forma que esperábamos, pero nuestro Padre celestial siempre nos da lo correcto de acuerdo con su buena y perfecta voluntad. Si usted aparta tiempo cada día para hablar con Él, aprenderá por experiencia propia cuán fiel es Él a sus hijos.
Tomado de:https://www.encontacto.org/lea/devocionales-diarios
La oración, y la regla de oro
(Lc. 11.9-13; 6.31)
7 Pedid, y se os dará; buscad, y hallaréis; llamad, y se os abrirá. 8 Porque todo aquel que pide, recibe; y el que busca, halla; y al que llama, se le abrirá. 9 ¿Qué hombre hay de vosotros, que si su hijo le pide pan, le dará una piedra? 10 ¿O si le pide un pescado, le dará una serpiente? 11 Pues si vosotros, siendo malos, sabéis dar buenas dádivas a vuestros hijos, ¿cuánto más vuestro Padre que está en los cielos dará buenas cosas a los que le pidan?
Dan/sfd