En audio
|
Ser un buen administrador
La Biblia enseña que una buena gestión financiera incluye ahorrar y dar.
Las decisiones que tomamos los creyentes deben alinearse con la voluntad de Dios, y nuestras finanzas no son una excepción. Nuestro Padre celestial nos ha proporcionado recursos y espera que los administremos con sabiduría. La Biblia nos ayuda a entender su perspectiva y nos ofrece orientación para establecer metas en cuanto al dinero.
No todo el mundo es capaz de planificar años y años del futuro. Pero incluso cuando el dinero sea escaso, el Señor quiere que nos preparemos para el futuro. De lo contrario, la mentalidad a corto plazo puede llevarnos a acumular una gran deuda, facturas vencidas y ahorros inadecuados.
Luego están quienes ya tenemos un plan financiero, por ejemplo, para los estudios universitarios, los ahorros para gastos médicos o la jubilación, y nos adherimos a ese plan. En esta situación, la tentación puede ser volverse demasiado protector de lo que tenemos. Lucas 12.16-20 habla de un hombre rico que construyó graneros más grandes para almacenar, en vez de compartir lo que tenía, y el Señor lo llamó necio. Ciertamente no debemos ser necios a los ojos de Dios.
Ya sea que tengamos poco o mucho, buscar las prioridades de Dios para nuestros gastos, ahorros y donativos, nos ayudará a usar su dinero sabiamente e invertir nuestros recursos en la obra de su reino.
Tomado de:https://www.encontacto.org/lea/devocionales-diarios
Parábola de los talentos
14 Porque el reino de los cielos es como un hombre que yéndose lejos, llamó a sus siervos y les entregó sus bienes. 15 A uno dio cinco talentos, y a otro dos, y a otro uno, a cada uno conforme a su capacidad; y luego se fue lejos. 16 Y el que había recibido cinco talentos fue y negoció con ellos, y ganó otros cinco talentos. 17 Asimismo el que había recibido dos, ganó también otros dos. 18 Pero el que había recibido uno fue y cavó en la tierra, y escondió el dinero de su señor. 19 Después de mucho tiempo vino el señor de aquellos siervos, y arregló cuentas con ellos. 20 Y llegando el que había recibido cinco talentos, trajo otros cinco talentos, diciendo: Señor, cinco talentos me entregaste; aquí tienes, he ganado otros cinco talentos sobre ellos. 21 Y su señor le dijo: Bien, buen siervo y fiel; sobre poco has sido fiel, sobre mucho te pondré; entra en el gozo de tu señor. 22 Llegando también el que había recibido dos talentos, dijo: Señor, dos talentos me entregaste; aquí tienes, he ganado otros dos talentos sobre ellos. 23 Su señor le dijo: Bien, buen siervo y fiel; sobre poco has sido fiel, sobre mucho te pondré; entra en el gozo de tu señor. 24 Pero llegando también el que había recibido un talento, dijo: Señor, te conocía que eres hombre duro, que siegas donde no sembraste y recoges donde no esparciste; 25 por lo cual tuve miedo, y fui y escondí tu talento en la tierra; aquí tienes lo que es tuyo. 26 Respondiendo su señor, le dijo: Siervo malo y negligente, sabías que siego donde no sembré, y que recojo donde no esparcí. 27 Por tanto, debías haber dado mi dinero a los banqueros, y al venir yo, hubiera recibido lo que es mío con los intereses. 28 Quitadle, pues, el talento, y dadlo al que tiene diez talentos. 29 Porque al que tiene, le será dado, y tendrá más; y al que no tiene, aun lo que tiene le será quitado. 30 Y al siervo inútil echadle en las tinieblas de afuera; allí será el lloro y el crujir de dientes.
Dan/Sfd