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Compañeras de la fe
Cuando creemos en Cristo, nuestro cambio interior se hace evidente en nuestro exterior por medio de las decisiones que tomamos.
Sabemos que la salvación es por la gracia de Dios mediante la fe, no por las obras (Ef 2.8, 9). Por eso, algunos cristianos podrían suponer que nuestras obras no tienen importancia. Pero eso no es cierto. Aunque las buenas obras no pueden salvarnos, son compañeras constantes de la fe.
De hecho, como nos dice Santiago, la fe sin la evidencia de las buenas obras está “muerta” (San 2.17). Esto se debe a que la fe genuina siempre se expresa por medio de la acción. Y cuando las buenas obras fluyan de nuestra confianza en el Señor, veremos que Él está obrando por medio de nosotros para ayudar a los demás, y también en nosotros, acercándonos más a Él. De este modo, la fe genuina se revela por medio de una conducta piadosa, tanto en las obras que otros observan como en las cosas que hacemos y que pasan desapercibidas.
Fuimos creados en Cristo Jesús para las buenas obras que Dios dispuso que lleváramos a cabo (Ef 2.10). Él nos usa para alentarnos y fortalecernos unos a otros, proveer para los necesitados y compartir las buenas nuevas de salvación con quienes están viviendo en tinieblas espirituales. Si nuestra vida no se viera diferente de la que teníamos antes de nuestra profesión de fe, no tendríamos la seguridad de que nuestra fe sea auténtica. ¿Son las buenas obras evidencia de su vida transformada, tanto para los demás como para usted mismo?
Tomado de :https://www.encontacto.org/lea/devocionales-diarios
La fe sin obras es muerta
14 Hermanos míos, ¿de qué aprovechará si alguno dice que tiene fe, y no tiene obras? ¿Podrá la fe salvarle? 15 Y si un hermano o una hermana están desnudos, y tienen necesidad del mantenimiento de cada día, 16 y alguno de vosotros les dice: Id en paz, calentaos y saciaos, pero no les dais las cosas que son necesarias para el cuerpo, ¿de qué aprovecha? 17 Así también la fe, si no tiene obras, es muerta en sí misma.
18 Pero alguno dirá: Tú tienes fe, y yo tengo obras. Muéstrame tu fe sin tus obras, y yo te mostraré mi fe por mis obras. 19 Tú crees que Dios es uno; bien haces. También los demonios creen, y tiemblan. 20 ¿Mas quieres saber, hombre vano, que la fe sin obras es muerta? 21 ¿No fue justificado por las obras Abraham nuestro padre, cuando ofreció a su hijo Isaac sobre el altar? 22 ¿No ves que la fe actuó juntamente con sus obras, y que la fe se perfeccionó por las obras? 23 Y se cumplió la Escritura que dice: Abraham creyó a Dios, y le fue contado por justicia, y fue llamado amigo de Dios. 24 Vosotros veis, pues, que el hombre es justificado por las obras, y no solamente por la fe. 25 Asimismo también Rahab la ramera, ¿no fue justificada por obras, cuando recibió a los mensajeros y los envió por otro camino? 26 Porque como el cuerpo sin espíritu está muerto, así también la fe sin obras está muerta.
Dan/Sfd