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Esperanza en la tormenta
Para tener paz en un mundo caótico, clama a Cristo.
Muchas personas en el mundo —tal vez incluso usted— se enfrentan a terribles tormentas. Los hogares rotos, el desempleo, la soledad, las pérdidas, las dificultades económicas y las crisis mundiales rompen el tejido mismo de la esperanza. Algunos incluso se sienten perdidos, a la deriva en un bote pequeño durante un huracán. Y muchos se preguntan: ¿Cómo podremos llegar sanos y salvos a la orilla?
Los discípulos también se enfrentaron a este temor. Mientras cruzaban el mar de Galilea en su barca, el tiempo dio un giro aterrador. Desesperados, despertaron al Señor Jesús y gritaron: “¡Señor, sálvanos, que perecemos!” (Mt 8.25). Él los reprendió por su falta de fe y calmó la tormenta, mostrándose Señor de toda la creación.
Esta historia nos enseña a dónde debemos dirigirnos cuando surgen tormentas en nuestra propia vida. A veces la gente interpreta los acontecimientos desafiantes como una indicación de que Dios no está prestando atención. Eso pensaron los discípulos hasta que Cristo calmó las aguas turbulentas. Pero incluso cuando el mundo parezca fuera de control, recuerde que el Señor Jesús está en la barca con usted y que sigue siendo el Señor de todo lo que existe.
Biblia en un año: Deuteronomio 33-34
Tomado de:https://www.encontacto.org/lea/devocionales-diarios
Jesús calma la tempestad
(Mr. 4.35-41; Lc. 8.22-25)
23 Y entrando él en la barca, sus discípulos le siguieron. 24 Y he aquí que se levantó en el mar una tempestad tan grande que las olas cubrían la barca; pero él dormía. 25 Y vinieron sus discípulos y le despertaron, diciendo: ¡Señor, sálvanos, que perecemos! 26 Él les dijo: ¿Por qué teméis, hombres de poca fe? Entonces, levantándose, reprendió a los vientos y al mar; y se hizo grande bonanza. 27 Y los hombres se maravillaron, diciendo: ¿Qué hombre es este, que aun los vientos y el mar le obedecen?
Dan/Sfd