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MEDITACIÓN DIARIA
El Espíritu Santo: Una necesidad fundamental
¿Estás experimentando la fortaleza, sabiduría y gozo que el Señor ha querido darle?

13 de marzo de 2023

Romanos 8.1-17

De los tres miembros de la trinidad, quizás el menos mencionado sea el Espíritu Santo. Sin embargo, Él es igual con el Padre y el Hijo. El primer capítulo de las Sagradas Escrituras nos dice que Él existía antes de la formación del mundo, y que participó en la creación (Gn 1.2, 26). Hoy en día, Él desempeña un papel fundamental en la salvación, el crecimiento espiritual y la capacitación y el fortalecimiento de los creyentes.

En el momento de la salvación, el Espíritu de Dios viene a morar en cada nuevo creyente. Su presencia en nosotros no es algo que tengamos que ganar o adquirir; es un regalo para cada hijo de Dios. Su trabajo es transformarnos a la imagen de Cristo, ayudarnos a entender la Palabra de Dios, reprendernos cuando pecamos, darnos poder para vencer la tentación y para caminar en obediencia a Dios y guiarnos a lo largo de la vida. Cuando nos sometamos a su dirección, recibiremos todos los beneficios de su trabajo en nosotros.

¿Está usted experimentando la plenitud del Espíritu Santo? Aunque nunca se nos prometen circunstancias felices a lo largo de la vida, el Espíritu puede despertar en nosotros gozo y satisfacción, incluso en situaciones difíciles. Si carece de estos, ore por sensibilidad para estar atento a la enseñanza y la dirección del Espíritu Santo.

Biblia en un año: Jueces 1-3
Tomado de:https://www.encontacto.org/lea/devocionales-diarios

Romanos 8:1-17
Reina-Valera 1960
Viviendo en el Espíritu
8 Ahora, pues, ninguna condenación hay para los que están en Cristo Jesús, los que no andan conforme a la carne, sino conforme al Espíritu. 2 Porque la ley del Espíritu de vida en Cristo Jesús me ha librado de la ley del pecado y de la muerte. 3 Porque lo que era imposible para la ley, por cuanto era débil por la carne, Dios, enviando a su Hijo en semejanza de carne de pecado y a causa del pecado, condenó al pecado en la carne; 4 para que la justicia de la ley se cumpliese en nosotros, que no andamos conforme a la carne, sino conforme al Espíritu. 5 Porque los que son de la carne piensan en las cosas de la carne; pero los que son del Espíritu, en las cosas del Espíritu. 6 Porque el ocuparse de la carne es muerte, pero el ocuparse del Espíritu es vida y paz. 7 Por cuanto los designios de la carne son enemistad contra Dios; porque no se sujetan a la ley de Dios, ni tampoco pueden; 8 y los que viven según la carne no pueden agradar a Dios.

9 Mas vosotros no vivís según la carne, sino según el Espíritu, si es que el Espíritu de Dios mora en vosotros. Y si alguno no tiene el Espíritu de Cristo, no es de él. 10 Pero si Cristo está en vosotros, el cuerpo en verdad está muerto a causa del pecado, mas el espíritu vive a causa de la justicia. 11 Y si el Espíritu de aquel que levantó de los muertos a Jesús mora en vosotros, el que levantó de los muertos a Cristo Jesús vivificará también vuestros cuerpos mortales por su Espíritu que mora en vosotros.

12 Así que, hermanos, deudores somos, no a la carne, para que vivamos conforme a la carne; 13 porque si vivís conforme a la carne, moriréis; mas si por el Espíritu hacéis morir las obras de la carne, viviréis. 14 Porque todos los que son guiados por el Espíritu de Dios, estos son hijos de Dios. 15 Pues no habéis recibido el espíritu de esclavitud para estar otra vez en temor, sino que habéis recibido el espíritu de adopción, por el cual clamamos: ¡Abba, Padre! 16 El Espíritu mismo da testimonio a nuestro espíritu, de que somos hijos de Dios. 17 Y si hijos, también herederos; herederos de Dios y coherederos con Cristo, si es que padecemos juntamente con él, para que juntamente con él seamos glorificados.

Dan/Sfd

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