EL CANTO DEL GRILLO

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Esta anécdota la envió a un gupo común la investigadora Leda Herasme, que a su vez la obtuvo de las redes, atribuida a un arreglo de Marian Gómez que a su vez da crédito a la revista Pronto en una sección que titula el “Rincón del Pensamiento”. Por considerarlo aleccionadora la repoducimos en sinfronterasdigital.com, respondiendo a nuestra misión de educación social.

EL CANTO DEL GRILLO

Un indio, que vivía en una reserva, fue a la gran ciudad a visitar a un hombre blanco al que le unía una gran amistad. Iban paseando por la calle cuando, de repente, el indio tiró a su amigo de la manga y le dijo: «¡Escucho el canto de un grillo!». «¿Que oyes un grillo?», contestó el hombre aguzando el oído. «Yo lo único que oigo es el ruido del tráfico. Me parece que estás en un error, amigo, aquí no hay grillos. Y, en el caso de que los hubiese, sería imposible escucharlos con tanto estruendo».
El indio avanzó unos pasos, quedándose parado ante la pared de una casa donde había una vid silvestre. ¡Allí estaba el grillo! «Está claro que solo tú podías oír al grillo. Los indios tenéis el oído más desarrollado que nosotros», le dijo su amigo. «No estoy de acuerdo. Te voy a demostrar algo», le contestó el indio mientras dejaba caer una moneda sobre la acera. Al escuchar su tintineo, varias personas se giraron. El indio la recogió y dijo: «Nuestro oído no es mejor que el vuestro. Simplemente, cada uno oye bien solo aquello a lo que le da importancia».
FUENTE: REVISTA PRONTO
[el rincón del pensamiento].
Edición y arreglos: Marian Gómez. Colaboración Leda Herasme
Dan/Sfd

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