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MEDITACIÓN DIARIA
Contemos nuestra historia
Los seres humanos estamos diseñados por Dios para que nos gusten las historias.
10 de abril de 2023
Juan 9.1-12
Los seres humanos estamos diseñados por Dios para que nos gusten las historias. Por eso, cuando contamos a otros cómo nos ha salvado y cambiado, el Espíritu Santo comienza a trabajar en los corazones de quienes tienen oídos para oír. (Véase Mt 11.15.)
Consideremos el pasaje bíblico de hoy, que relata la historia del ciego de nacimiento. Muchos le preguntaron cómo había recuperado la vista, y él se limitó a relatar los hechos: “Aquel hombre que se llama Jesús hizo lodo, me untó los ojos, y me dijo: ‘Ve al Siloé y lávate’; y fui, y me lavé, y recibí la vista” (Jn 9.11).
“¿No es este el que se sentaba y mendigaba? preguntaron. Unos decían: Él es, y otros: A él se parece” (Jn 9.8, 9, énfasis añadido). La transformación del hombre fue tan asombrosa, tan imposible para los estándares humanos, que los observadores comenzaron a elaborar su propia narrativa tratando de explicar lo que había sucedido. El hombre solo repitió: “Yo soy” (Jn 9.9).
Al igual que él, nosotros no tenemos que saber todas las respuestas a todas las preguntas para hablar de nuestro Salvador; solo necesitamos contar lo que el Señor Jesús ha hecho por nosotros. El Espíritu Santo hará el resto.
Biblia en un año: 2 Samuel 18-19
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Juan 9:1-12
Reina-Valera 1960
Jesús sana a un ciego de nacimiento
9 Al pasar Jesús, vio a un hombre ciego de nacimiento. 2 Y le preguntaron sus discípulos, diciendo: Rabí, ¿quién pecó, este o sus padres, para que haya nacido ciego? 3 Respondió Jesús: No es que pecó este, ni sus padres, sino para que las obras de Dios se manifiesten en él. 4 Me es necesario hacer las obras del que me envió, entre tanto que el día dura; la noche viene, cuando nadie puede trabajar. 5 Entre tanto que estoy en el mundo, luz soy del mundo. 6 Dicho esto, escupió en tierra, e hizo lodo con la saliva, y untó con el lodo los ojos del ciego, 7 y le dijo: Ve a lavarte en el estanque de Siloé (que traducido es, Enviado). Fue entonces, y se lavó, y regresó viendo. 8 Entonces los vecinos, y los que antes le habían visto que era ciego, decían: ¿No es este el que se sentaba y mendigaba? 9 Unos decían: Él es; y otros: A él se parece. Él decía: Yo soy. 10 Y le dijeron: ¿Cómo te fueron abiertos los ojos? 11 Respondió él y dijo: Aquel hombre que se llama Jesús hizo lodo, me untó los ojos, y me dijo: Ve al Siloé, y lávate; y fui, y me lavé, y recibí la vista. 12 Entonces le dijeron: ¿Dónde está él? Él dijo: No sé.
Dan/Sfd