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MEDITACIÓN DIARIA

Ningún llamamiento es demasiado pequeño

El Señor ofrece oportunidades a cualquiera que quiera hacer su voluntad.

Éxodo 1.15-22

Ayer leímos acerca de Ester y de cómo el Señor la usó de una manera poderosa para salvar a su pueblo. Si esto le hace pensar: Bueno, yo no seré llamado a una tarea tan grande, recuerde que no tiene que ser rey ni reina para ser de gran influencia.

Considere la historia de la lectura de hoy. Mil años antes de la época de Ester, Faraón ordenó que todos los niños varones hebreos de Egipto fueran asesinados al nacer, pero dos parteras se negaron a cumplir con dicho decreto. Incluso cuando fueron interrogadas por Faraón, el poderoso hombre considerado divino por muchos, siguieron salvando vidas porque temían al Dios verdadero. La Biblia nos dice que debido a su valentía, el Señor “hizo bien a las parteras; y el pueblo se multiplicó y se fortaleció en gran manera” (Ex 1.20). Ni Sifra ni Fúa eran reinas, pero el Señor las utilizó para salvar a toda una nación.

Aceptar nuestro llamado puede llegar a ser aterrador, pero siempre vale la pena. Cada vez que lo hagamos aprenderemos cuán fiel es nuestro Padre celestial. Lo cual aumentará nuestra confianza en Él para seguir obedeciéndolo en el futuro.

Biblia en un año: 2 Crónicas 18-20

Tomado de:

15 Y habló el rey de Egipto a las parteras de las hebreas, una de las cuales se llamaba Sifra, y otra Fúa, y les dijo: 16 Cuando asistáis a las hebreas en sus partos, y veáis el sexo, si es hijo, matadlo; y si es hija, entonces viva. 17 Pero las parteras temieron a Dios, y no hicieron como les mandó el rey de Egipto, sino que preservaron la vida a los niños. 18 Y el rey de Egipto hizo llamar a las parteras y les dijo: ¿Por qué habéis hecho esto, que habéis preservado la vida a los niños? 19 Y las parteras respondieron a Faraón: Porque las mujeres hebreas no son como las egipcias; pues son robustas, y dan a luz antes que la partera venga a ellas. 20 Y Dios hizo bien a las parteras; y el pueblo se multiplicó y se fortaleció en gran manera. 21 Y por haber las parteras temido a Dios, él prosperó sus familias. 22 Entonces Faraón mandó a todo su pueblo, diciendo: Echad al río a todo hijo que nazca, y a toda hija preservad la vida.

Dan/Sfd

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