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De qué se trata la oración
Si pasamos tiempo hablando con el Señor todos los días, nuestra relación con Él se hará más fuerte.
Cuando un padre le pregunta a su niño: “¿Qué aprendiste hoy en la escuela?”, es muy poco probable que mencione algo que el padre no sepa. Pero aun así, le gusta escucharlo. Es un honor para él que se le dé tanta atención; y estar completamente presente e interesado en la vida del niño refuerza el vínculo que ustedes comparten.
Lo mismo ocurre entre nosotros y Cristo. En Mateo 6.8, Él dijo: “Vuestro Padre sabe de qué cosas tenéis necesidad, antes que vosotros le pidáis”. Entonces usted podría preguntarse: ¿Por qué quiere Dios que le hable de mis necesidades si Él ya sabe cuáles son? La respuesta es que no se trata de la necesidad, sino de la relación que la oración ayuda a crear.
El Señor es el “amigo más unido que un hermano” (Pr 18.24; Jn 15.15). Y desea que cosechemos las bendiciones de verlo como lo más importante de nuestra vida. Esto es lo que el apóstol Pablo estaba tratando de decirle a la gente de Atenas en su famoso sermón en el Areópago: Dios “no está lejos de cada uno de nosotros. Porque en él vivimos, y nos movemos y somos” (Hch 17.27, 28). Es fácil que perdamos de vista este hecho, pero la oración nos mantiene cerca de Dios y nos ayuda a recordar cuán cerca está Él de nosotros.
Biblia en un año: 2 Crónicas 29-31
Tomado de:https://www.encontacto.org/lea/devocionales-diarios
5 Les dijo también: ¿Quién de vosotros que tenga un amigo, va a él a medianoche y le dice: Amigo, préstame tres panes, 6 porque un amigo mío ha venido a mí de viaje, y no tengo qué ponerle delante; 7 y aquel, respondiendo desde adentro, le dice: No me molestes; la puerta ya está cerrada, y mis niños están conmigo en cama; no puedo levantarme, y dártelos? 8 Os digo, que aunque no se levante a dárselos por ser su amigo, sin embargo por su importunidad se levantará y le dará todo lo que necesite. 9 Y yo os digo: Pedid, y se os dará; buscad, y hallaréis; llamad, y se os abrirá. 10 Porque todo aquel que pide, recibe; y el que busca, halla; y al que llama, se le abrirá. 11 ¿Qué padre de vosotros, si su hijo le pide pan, le dará una piedra? ¿o si pescado, en lugar de pescado, le dará una serpiente? 12 ¿O si le pide un huevo, le dará un escorpión? 13 Pues si vosotros, siendo malos, sabéis dar buenas dádivas a vuestros hijos, ¿cuánto más vuestro Padre celestial dará el Espíritu Santo a los que se lo pidan?
Dan/Sfd