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Una oración equilibrada

Dedicar tiempo a alabar al Rey de reyes cambiará la manera en que le presentamos nuestras peticiones.

1 de junio de 2023

2 Crónicas 20.5-12

Los cristianos modernos pueden aprender mucho de las oraciones escritas en el Antiguo Testamento. Las personas que oraron en la Biblia fueron testigos de primera mano del poder maravilloso de Dios, y dicho poder todavía sigue disponible para nosotros.

Echemos un vistazo a Josafat. En su oración no solo le pedía al Señor que saciara sus necesidades, sino que también proclamaba la grandeza de Dios. Al orar: “¿No está en tu mano tal fuerza y poder, que no hay quien te resista?” (2 Cr 20.6), Josafat alababa a Dios y al mismo tiempo se recordaba la grandeza del Señor.

Del mismo modo, en nuestras oraciones debemos reconocer quién es Dios. Mientras Josafat clamaba a Dios por su terrible situación, también exaltaba los atributos de Dios y reconocía las grandes cosas que había hecho en el pasado. Por eso es tan importante conocer la Palabra de Dios. Leer acerca de cómo Él ha obrado en la vida de otros nos ayuda a comprender la inmensidad de su poder.

¿Quiere usted revolucionar su vida de oración? Al orar, recuerde la misericordia, gracia e impresionante poder de Dios. Concéntrese tanto en Él como lo hace con sus peticiones, y su relación con el Padre se transformará.

Biblia en un año: Job 1-4

Tomado de :https://www.encontacto.org/lea/devocionales-diarios

Entonces Josafat se puso en pie en la asamblea de Judá y de Jerusalén, en la casa de Jehová, delante del atrio nuevo; y dijo: Jehová Dios de nuestros padres, ¿no eres tú Dios en los cielos, y tienes dominio sobre todos los reinos de las naciones? ¿No está en tu mano tal fuerza y poder, que no hay quien te resista? Dios nuestro, ¿no echaste tú los moradores de esta tierra delante de tu pueblo Israel, y la diste a la descendencia de Abraham tu amigo para siempre? Y ellos han habitado en ella, y te han edificado en ella santuario a tu nombre, diciendo: Si mal viniere sobre nosotros, o espada de castigo, o pestilencia, o hambre, nos presentaremos delante de esta casa, y delante de ti (porque tu nombre está en esta casa), y a causa de nuestras tribulaciones clamaremos a ti, y tú nos oirás y salvarás. 10 Ahora, pues, he aquí los hijos de Amón y de Moab, y los del monte de Seir, a cuya tierra no quisiste que pasase Israel cuando venía de la tierra de Egipto, sino que se apartase de ellos, y no los destruyese; 11 he aquí ellos nos dan el pago viniendo a arrojarnos de la heredad que tú nos diste en posesión. 12 ¡Oh Dios nuestro! ¿no los juzgarás tú? Porque en nosotros no hay fuerza contra tan grande multitud que viene contra nosotros; no sabemos qué hacer, y a ti volvemos nuestros ojos.

Dan/Sfd

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