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¿A qué llamamos “Educación Cívica”, es posible restablecerla con nuestros valores?
Por Darío Nin
NY.15 08 2023
Del inadecuado comportamiento que hoy se exhibe en los habitantes de una nación, pueblo o país y en este caso la República Dominicana, se está buscando un culpable; el hogar culpa a la escuela, la escuela culpa al hogar y cuando se juntan los padres y los maestros entonces estos culpan al Estado por no trazar las políticas adecuadas.
Observen que no he utilizado el término persona o ciudadano, para referirme al individuo que exhibe el comportamiento que calificamos de inadecuado, porque ni uno ni el otro podrían hacerlo, pues ser uno u otro conlleva estar formado en educación cívica (en los valores que aprobamos) y no me refiero académicamente, sino empíricamente, por educación vicaria, o sea que la formación es aprendida y transmitida por mera observación del accionar de los mayores, de aquellos que llegaron primero.
Resulta y viene a ser que nadie da lo que no tiene. ¿Cómo es posible que exijamos a un irrespetuoso y malcriado que enseñe o transmita aceptables modales a sus descendientes, o como pedirle a estos que lo adquieran de sus ascendientes, cuando no se exhiben ni para lo uno, ni para lo otro?
Los que tuvieron la suerte de vivir una etapa de su vida en pequeños pueblos o aun en barriadas humildes de la ciudad, en un tiempo pasado en donde la convivencia entre vecinos era similar a la que se daba entre compueblanos, saben que el comportamiento de un muchacho reflejaba el adecuado o no adecuado modo de convivencia de su familia. De ahí, que se criticara positiva o negativamente el comportamiento de un individuo observando la familia de la cual provenía como si dijéramos que “hijo de gato caza ratón”
Hoy el irrespeto y el mal comportamiento nace en el seno del hogar, en la familia y por lo tanto el respeto brilla por su ausencia en la sociedad. (claro salvo las excepciones que hoy todavía se dan), porque no podemos ser absolutistas. pero lo más grave según nuestro punto de vista es que ese comportamiento que consideramos grosero e irrespetuoso es asumido e incentivado como normal y si no como inmoralpor lo menos como amoral
Hace 12 años entré en contacto con Don Angel Palacio:. Lo hice al presentarme a un colegio del cual este era su director, en ocasión de ser este destino parte del periplo que desarrollaba por los centros educativos con el taller “Gradúalos de Persona” destinados a los centros que graduaban bachilleres.
Don Ángel me habló de su libro “Educar es Mucho Más” que recién salía al mercado. Me regaló un ejemplar que, al leerlo, me hizo comprar varias veces varios ejemplares para regalárselos a amigos y conocidos que estaban en el accionar educativo.
En ese libro hay varias unidades destinadas a los fines intermedios de la educación y en la unidad VIII, encontramos la educación moral y social e introduce este tema diciendo: “La falta de instintos esta compensada por la capacidad del hombre de almacenar experiencias y poder transmitirlas a los menores y por parte de estos por la capacidad de asimilar esas experiencias.
El resultado de la transmisión y aceptación de las experiencias sociales es la inserción en la sociedad.
A medida que estas experiencias se han ido acumulando han ido obviamente en aumento y por eso la labor educativa se ha vuelto cada vez más amplia y más compleja.
Las responsabilidades sociales han existido siempre, pero se han complicado desde que los hombres viven en ciudades, por eso a la educación moral social se la llama educación cívica”
La educación cívica según se desprende no es más que la educación moral a los que componemos la sociedad, para un comportamiento aceptado por ella. Si el comportamiento que exhibe gran parte le la población hoy es aceptado por la sociedad de hoy, lo seguirá reproduciendo y los que no lo aceptamos quedaremos rezagados y apartados como especie en extinción.
Llegará un momento en que el estado estará dirigido por hombres y mujeres formados bajo esta sombrilla que incentivará como algo natural lo que hoy los formados de maneras distintas consideramos inmoral o por lo menos amoral.
Si entendemos que este proceder, que está destinado a influenciar a los que están y a los que vendrán, a la postre no será beneficioso para la paz y la convivencia de, entonces nos llama al ruedo a “pelar” para que lo que realmente conviene se imponga. Basta de lamentaciones, quejas y crítica, si quieres que renazcan los valores empecemos por los nuestros, nuestros hijos, nuestras familias, que son los componentes de las células sociales, avancemos a la escuela establecida y las sin techos que te tiene a ti como maestro, exijamos al Estado imponiéndole candidatos que son los llamados a dirigir, con el peso específico para influir en la restauración de los buenos valores y una adecuada educación moral y cívica.
Dario Nin
NY.15 08 2023