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Juan Romero (el Rubio) un dominicano que extiende la mano. Pues Juan significa Dios es Misericordioso
Queens tiene muchas historias, entre esas historias los dominicanos como protagonistas de muchas.
El 19 de agosto 2023, participé en un recorrido con parte de los atletas dominicanos que participaran en los Juegos Patrióticos Dominicanos, así como con sus organizadores y “viejas glorias” del deporte dominicano, que abarcó varias cuadras de Queens, partiendo del parque de la 114 con 37
Marchamos por la 34 con 114 hasta la 98 y de ahí por la izquierda hasta terminar en el Club Deportivo la Cueva de Queens en la Junction BLVD. Ya en la Cueva, se procedió a realizar algunos reconocimientos a dominicanos destacados allí, entre ellos a Julio Ferreras, Juan Tapia (Canela), a doña Zunilda Reynoso presidenta del club la Cueva y al señor Juan Romero (el Rubio).
Julio Ferreras un ícono en Queens recibió un cálido reconocimiento, quien al agradecer dejo salir emotivas palabras que humedecieron la mejilla del exponente y de muchos de los que le escuchamos.
Los organizadores de la caminata y posterior encuentro tuvieron la deferencia de destacar la presencia del 2do Adjunto al Defensor del Pueblo de la República Dominicana y a solicitud del señor Miguel López Rodríguez y de Francisco Rosado Presidente de la Asociación de Sanjuanero en NY., se le pidió a éste que presentara la reseña del dominicano que en esta ocasión se reconocía.
Juan Romero (el Rubio) un dominicano que desafió con su inteligencia natural y hoy decimos la emocional y su capacidad de generar empatía los obstáculos que le presentó el destino.
Yo sugiero que dedique un par de minutos más a esta historia inspiradora.
A las tres son las vencidas: ¿Cómo llega a New York? Aunque “El Rubio” tendrá la obligación de contar con más detalles cómo “se asfalta” el camino de éxito para que los que le ven desde abajo entienda que sí se puedo y que sí se puede. Aquí me limito a contar la anécdota de la obtención de la visa para llegar a Estados Unidos.
Juan Romero cuenta como una anécdota con lecciones positivas. La tercera vez que buscaba visa después de dos intentos fallidos, pero a las tres son las vencidas (la fuerza de la perseverancia). A punto de que esta tercera vez corriera la misma suerte que las dos anteriores y antes de escuchar la sentencia final que como un déjà vu, venía a su cabeza, éste le manifiesta al cónsul que le entrevistaba, que no entendían el por qué le negaban el visado, si lo único que él quería era estar presente en una partido de la serie final de su equipo favorito los Mets de New York, que a la sazón se media con Medias Rojas de Boston. Al oír esto el Cónsul levanta los ojos, se rasca suavemente la cabeza, baja nuevamente los ojos para volver a levantarlo acompañado de la frase que le cambiaría la vida al solicitante: “Disfrute su serie final”
Serie final que para una satisfacción mayor ganaron los New York Mets, lo que se constituyó en su segundo campeonato mundial, pues el primero lo habían ganado en 1969, precisamente y por coincidencia del destino el año en que nació el niño Juan Romero, en Jarabacoa provincia de la Vega y su segundo campeonato, el que se “episodia” con lo contado, se da cuando éste arriba a la ciudad de New York 1986.
Al contar la anécdota, al homenajeado le brillan los ojos, porque él entendió entonces y sigue entendido hoy que al dejar salir esa necesidad, el cónsul sintió empatía con él, lo que le hizo cambiar el destino temido.
Para esa época Daniel Goleman no pensaba poner ni la i del título de su obra sobre Inteligencia Emocional (1994), pero al usar la expresión Juan Romero, destiló ésta hasta despertar empatía .
Esta historia que escribo treinta y siete años después, encierra todo un mundo de vivencias inspiradoras, por ejemplo, el saber cómo adquiere su primer negocio es también obra de su inteligencia emocional. Les cuento: Su primer trabajo fue como el de la mayoría de los dominicanos sin recursos y lleno de esperanzas que busca el sueño cuyo apellido ustedes conocen.
En el primer escalón de una larga escalera, inicia como ayudante de cocina de un restaurant italiano, (un ayudante lava bandejas o platos, pica verduras y si cae en gracia le dejan mezclar las ensaladas) Este hombre fue el hombre “aquí estoy yo” o sea lo que llamamos para todo, pues tambien se involucraba en mantenimiento,
De alguna forma un cliente asiduo del restaurant hizo empatía con él, después de que éste llevaba seis meses en ese trabajo. A tal punto fue esta, que le comentó que los dueños del restaurant para el cual éste estaba trabajando, habían decidido venderlo.
Tras “ayy…mi madre… ¿y ahora?”, quizas no expresado verbalmente, acompañado del temor de perder el empleo, “el Rubio” continuó escuchando al empático cliente quien le hizo una propuesta no indecente, pero atrevida y cuasi imposible.¿ Y… por qué tú no lo compras?
Me imagino que en sus adentro se habrá reído de sí mismo con la respuesta también imaginaria de” y… con qué se casa un Guardia” , pero eso no fue lo que en la práctica resultó.
El buen samaritano, el cliente hada o ángel, lo comprometió a desafiarse así mismo, un “yo te presto una parte y tu busca la otra” frente a este desafío de un extraño que creyó en él apenas conociéndole, no se puedo echar para atrás. El rubio movió tierra y cielo en su búsqueda y halló la solidaridad , pues pudo comprar el restaurante.
El 22 de agosto del 1987, ya Juan Romero era el joven dueño de ese restaurant y digo joven dueño, pues estamos hablando que para la época” el Rubio” contaba solo con 18 años de edad.
Esa edad tenia Juan Romero “el Rubio” cuando la inteligencia emocional, la inspiración de “la solidaridad y la empatía” le hicieron dar el gran salto de empleado a propietario. Claro, sabiendo que el trabajo que le esperaba era duro, muy duro, pues ahora no va a cobrar va a trabajar para pagar deudas y compromisos. Aunque cuando se le presentó una buena oferta unos meses después no lo pensó mucho y decidió vender el restaurant pagar las deudas y con capital propio producto de su ganancia en esta operación poner un puesto de abastos
Al presentarlo, después de haber leído para mí su semblanza le cuestioné sobre si si sabía que su nombre significaba e iluminado de Dios, Dios es misericordioso y que su apellido Romero, le auguró sin que lo supiera el éxito en el arte de la cocina, pues romero se un arbusto que se usa como especias o sazón. Se sorprendió un poco y se puso en modo de escucha.
Efectivamente, en eso se ha desenvuelto todos estos años , como el leopardo que persigue su gacela, Juan Romero ha visto su gacela en los restaurants, aunque siempre vio el sentido de la oportunidad y cuando unos meses después se le presentó un negocio que consideró oportuno vendió el restaurante como ya le conté.
Vende tambien el puesto de abasto, pues su sueño demandaba preparación y estos de alguna forma le retrasaba una preparación que era absolutamente necesaria para lo que el destino le tendría un poco más adelante.
Como haciendo acopio de la frase aquella “que el éxito no es más que el encuentro perfecto entre la oportunidad y la preparación”y vendido el abasto como ya explicamos, llegó la hora de la preparación certificada y para eso hay que estudiar, y pone manos a la obra por lo que empieza a estudiar el arte culinario italiano, cocina italiana Internacional (cucina italiana internazionale),
He acuñado una frase que le repito a parientes y a amigos: “Si el triunfo fuera fácil, todos serían triunfadores” y eso lo sabe Juan Romero (El Rubio), pues el camino no lo encontró nivelados y sin piedras. No, tuvo sus tropiezos, pero cada vez que tropezaba en vez de caer adelantaba un paso. Aprendió a ver en cada revés es el pago por una lección en la universidad de la vida.
Desde 1992, Romero vende y readquiere por tres ocasiones un mismo establecimiento, ya que no se aferraba a lo adquirido y no dudó en volver a empezar (Resiliente).
Su accionar lo llevó a trabajar para una empresa de festejos o catering laborando allí hasta el 1997, pero su sueño le llamabay no lo abandonó recordemos que se certifica en el arte culinario en The Italia culinary Academy.
Al cumplir su primer año el nuevo milenio (2001) con la preparación a cuesta, el hombre se lanza en busca de la oportunidad y la encuentra en Corona en Northern Boulevard y la 98 Street.
Destacamos una nota curiosa el nombre del lugar encontrado era “Tu Casa” Así lo visualizó como su casa que por circunstancias propias, su entonces propietario estaba vendiendo y ahí instaló el hoy famoso “Café Rubio” cita obligada de figuras públicas entre ellas: políticas, artísticas y deportivas. Lugar de reuniones de los peloteros de los New York Mets y muchos de los peloteros de los equipos visitantes
Dar por gracia lo que por gracia ha recibido, contrario al dicho popular de edificado con “mi propio esfuerzo” Los que están en el camino de Dios aprenden a dar la gloria a Dios por los logros en vez de atribuirlos a su propio esfuerzo, aunque el esfuerzo se haya dado hasta que duela.
Sin embargo, aplican el proverbio de “Si Jehová no edificare la casa, en vano trabajan los que la edifican; Si Jehová no guardare la ciudad, en vano vela la guardia” y las provisiones de Dios siempre son suficientes para bendecir a otros.
Como si cumpliera con la sentencia anterior, le llega en 2004, la oportunidad de servir significativamente a los más necesitados. Una propuesta de un médico Ecuatoriano de nombre Edwin Moreano, con quien colaboró por varios años le prende la brújula hacia una fundación que más tarde concretiza con el nombre de “Fundación Divino Niño” (2007), destinada precisamente a los niños que no habían corrido con las mejores de las circunstancias, pues hijos de padres deprimidos económicamente y con alguna condición de salud que estos padres no pueden cubrir especialmente malas formaciones físicas como labios leporinos, paladar hundido y otras , encuentran alivio y cura en el operativo que en ese sentido se realiza recurrentemente bajo el auspicio de Juan Romero.(El Rubio)
Para finalizar esta entrega recordemos la Expresión” vaya a disfrutar su serie mundial” que le expresó el cónsul que le otorgaba la visa, esto lo ha disfrutado tanto que hoy el rubio tiene un puesto de comida rápida “Chimi Rubio” en el mismo Estadio de los New York Mets y los jugadores de los Mets como tambien acotamos acuden en grupo a disfrutar al restaurant Café Rubio en una verdadera simbiosis. Respondiendo a la siembra y germinación de una semilla que con el tiempo ha dado sus frutos.
Dan/Sfd