En audio
|
Beneficios de la intimidad con Dios
Experimentar el amor de Dios nos permite extender su gracia y su misericordia a los demás.
Ayer mencionamos que todos queremos ser amados, es decir, que otra persona nos conozca por completo y que nos ame y acepte tanto en nuestros días buenos como en los malos. Este tipo de vínculo es difícil de romper, ya que ambas personas se sienten seguras. ¿Disfruta usted de alguna relación así?
Las investigaciones indican que este nivel de amor y aceptación falta en muchos casos. Por un lado, es difícil amar a alguien incondicionalmente, y mucho menos a varias personas. Y, desde luego, podríamos temer que los demás no puedan amarnos de esa manera tampoco. Por eso, tal vez nos contenemos, temerosos de dejar ver por completo nuestro corazón, por temor a ser juzgados o rechazados.
Pero Dios nos invita a experimentar ese tipo de cercanía con Él. En el pasaje de hoy, nos llama sus amigos. Si nos abrimos del todo a Él y confiamos en que nos ama incondicionalmente, podremos amar más a los demás. El Señor también nos dará sensibilidad espiritual y nos enseñará a ver a las personas como Él las ve: como sus hijos a los que ama. Entonces seremos más comprensivos y podremos extender la gracia y la misericordia que nosotros mismos hemos recibido (Jn 13.34).
¿De qué manera puede usted dar este tipo de amor? ¿Qué paso puede dar para cultivar una relación más cercana con el Señor? Después de todo, esa es la base de todo lo demás.
Tomado de:https://www.encontacto.org/lea/devocionales-diarios
15 Ya no os llamaré siervos, porque el siervo no sabe lo que hace su señor; pero os he llamado amigos, porque todas las cosas que oí de mi Padre, os las he dado a conocer.