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El Autor de la salvación
Ninguno de nosotros puede atribuirse el mérito de nuestra salvación: el Señor lo hizo todo.
Cuando usted habla de su salvación, ¿cuántas veces usa la palabra “yo”? Por ejemplo, podría decir: “Cuando yo vine a Cristo…” o “Cuando yo le pedí al Señor que morara en mi corazón…”. Esas frases son parte natural de la narración, pero demasiadas de ellas podrían dar la falsa impresión de que la salvación incluye el esfuerzo humano. La gente puede creer que usted afirma que la redención es una especie de “encuentro en el medio” en el que tanto usted como Dios desempeñaron partes iguales. En otras palabras, podría sonar como si Él hiciera su trabajo y usted hiciera el suyo, siendo el resultado su salvación.
Pero esto no es verdad. Dios no dejó su obra de salvación sin terminar, y no se detuvo a mitad de camino. El Señor Jesús no estaba parado en algún punto distante, esperando que usted lo alcanzara. Más bien, Él estuvo a su lado, momento a momento, esperando que aceptara su regalo de la vida eterna.
La salvación es obra de Dios, el deseo de Dios e iniciativa de Dios. Él puso la vida eterna a disposición de cada uno de nosotros y se aseguró de que no hiciera falta nada más. Cuando usted hable a otros del Padre celestial, asegúrese de mantener el enfoque donde debe estar: en Cristo, el arquitecto, iniciador, obrador y proveedor de su redención.
Biblia en un año: Zacarías 11-14
Tomado de:https://www.encontacto.org/lea/devocionales-diarios
Resultados de la justificación
5 Justificados, pues, por la fe, tenemos paz para con Dios por medio de nuestro Señor Jesucristo; 2 por quien también tenemos entrada por la fe a esta gracia en la cual estamos firmes, y nos gloriamos en la esperanza de la gloria de Dios.
Dan/sfd