Persona y Actitud. Alguien te Vigila. Mi propia cosecha

Mi propia Cosecha

Por Darío Nin

Te cuento mi historia para este título: Soy egresado de magisterio de una escuela normal. Hoy universidad pública, especializada en formar maestros para el sector público, cuya misión era formar maestros y su visión, formar los mejores maestros. ¡Claro! era su visión, como en todo, saldrían buenos y malos, excelentes y mediocres., pero bien…

Las plazas escaseaban y los nombramientos se daban para los más recónditos lugares del pais, pues era allí, en donde se necesitaban los nuevos egresados.

¡Claro, en muchos lugares de la tierra, y el mío, no es el ejemplo contrario, los padrinos políticos tienen la magina de romper reglas!

Sin embargo, existen hadas madrinas que te llegan sin que tú sepas como, pero ellas observan y te apoyan en el momento exacto de tu máxima necesidad.

No tenía padrinos políticos, pero mientras estudiaba desarrollé el amor por los estudios y me entregué a lo mío. Le participaba a cada maestro, y estos se juntaban a ponderar o detractar (si cabe el término) en el salón de profesores, ya sabían quién era uno o quien era el otro. Sabían quienes estaban en lo suyo y quienes fueron a perder el tiempo.

Un día, después de haberme graduado, pero aún sin trabajo, visité mi casa de estudios,( la escuela) y la profesora de clubes (una asignatura para fomentar la socialización a través de) me encontró en uno de los pasillos de la escuela, me invitó a la “casita” que era el lugar destinado a vivienda o descanso interna de las profesoras de la congregación que pertenecían a una orden religiosa que tenía la direccion o rectoría de la escuela.

Allí me brindó unos huevos duros y los acompañó de unas galletas, mientras entablaba conmigo una conversación, como para saber en qué estaba y como había “encontrado la calle”.

Recuerdo que una de las preguntas que surgió en la conversación, (porque los cuestionamientos venían de ella, yo me limitaba a contestar) fue: ¿ya tienes trabajo? No. Le contesté. Estoy tratando, pero aún nada…

Ok.  Me dijo; ve a tal escuela, busca a Rafael, no es el director, sino el maestro a cargo, pues la directora está de vacaciones en España (era española y después que vino al pais siendo parte de la orden religiosa, no había vuelto y ya se contaban treinta años) y dile; que yo te envié.  Ahí hay una plaza. Me aseguró. Ve, y dile que yo te mandé.  Reiteró

De allí salí para el lugar indicado y al llegar encontré al profesor referido haciendo reparaciones menores en una división desplegable que tenía un salón multiusos.

Tan pronto lo vi y despues de haberme presentado, él volvió a su labor y yo me sumé a ayudarle, parece que mi actitud de ayudarle le hizo aprobarme, porque me dijo: “la plaza es tuya, eso me va a traer algunos inconvenientes con compañeras, pero mira aquí no hay nadie, yo estoy solo”.  Fue una forma de decirme: “aquí necesito tu ayuda para momentos como éste”.

La escuela no era muy grande; diez o doce profesores. Solo había dos varones y uno estaba tomando el trabajo como un trampolín para sostenerse mientras concluía su carrera de derecho.

Varias maestras querían la vacante para completar su carga, pues se trabajaba dos tandas una de ocho a doce y otra, de dos a cinco cuarenta y cinco de la tarde, y ellas sólo tenían una. De ahí, la necesidad de completar. Con esto, compensarían el salario que era muy reducido.

Así conseguí mi primer trabajo, un hada madrina me vigilaba, aunque yo no lo sabía.

Hay algo digno de destacar; para  el año siguiente en dicho centro.    Las escuelas en sentido general eran muy descuidadas por el Ministerio de Educación. En la que se me empleó faltaban útiles para apoyar al docente tales como mapas, abanicos (imagínate el medio día en un aula de block con poca ventilación, en un país tropical) y otras muchas cosas.

A mi llegada, quizás porque no me había adaptado a las circunstancias y traía el ímpetu (la buena actitud del recién graduado) al notar esto, motivé al personal docente y administrativo para que hiciéramos una actividad con el objetivo de recaudar fondos para esos fines. Efectivamente “me compraron” la idea, y nos dispusimos a hablar con el dueño de una sala de cine, para que nos permitiera proyectar una película, a quien le explicamos el objetivo de la actividad y efectivamente se hizo la magia.

Con el resultado de la actividad pudimos comprar mapas, abanicos y otras cosas que hacían falta en la escuela. Eso, y mi poca inasistencia al trabajo, me colocaron en la posición de buena apreciación a los ojos de la directora.

Al empezar mi segundo año en la escuela tenia esos méritos acumulados a mi favor y ganaron altos beneficios, pues aún, siendo el más nuevo, fui favorecido completándome mi carga o sea que se presentó otra vacante y aunque había muchas candidatas esperando contra viento y marea, pues entendían que al no dársele la que se me asignó; por gravedad, esta le correspondería a una de ellas, pero contra críticas y gritos de que no es justo. Me favorecieron otra vez, ¡Seria el factor determinante para estos privilegios mi actitud?  Te dejo la pregunta, pero tambien te dejo lo que dice el libro de Josue:”Mira que te mando que te esfuerces y seas valiente; no temas ni desmayes, porque Jehová tu Dios estará contigo en dondequiera que vayas.”(J1:9)

Nos Volveremos a ver en el camino. Hasta la proxima. Bendiciones…

 

 

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