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¿Cómo gestionas tus emociones? Hazte consciente y plantéate accionar para este año que inicia.
Por Darío Nin.
Santo Domingo, 31 de diciembre 2023
En la presente entrega voy a citar a un par de psicólogos que a su vez son citados por Daniel Goleman en su libro “Inteligencia Emocional” y lo cito porque son ellos los que responderán a la pregunta que formulo en el título de este escrito.
El capítulo cuatro de su obra Goleman lo titula “Conócete a ti mismo” tomando la expresión de Sócrates, para afirmar con esto que darse cuenta de los propios sentimientos en el mismo momento en que estos tienen lugar constituyen la piedra angular de la inteligencia emocional.
Plantea también que este tipo de conciencia de uno mismo, parece requerir una activación del neocórtex (neocorteza), especialmente de las áreas del lenguaje destinadas a identificar y nombrar las emociones.
La toma de conciencia de las emociones constituye la habilidad emocional fundamental, el cimiento en el que se edifican otras habilidades de este tipo y cita el autocontrol emocional como ejemplo.
Conforme a lo expresado por John Mayer, profesor de la universidad de New Hampshire, que es un psicólogo que junto a Peter Salovey de la universidad de Yale (a estos dos es que me refiero al inicio), han formulado la teoría de la inteligencia emocional, “ser consciente de uno mismo significa ser consciente de nuestro estado de ánimo y de los pensamientos que tenemos acerca de estos estados de ánimos. Es estar atento a los estados internos sin reaccionar ante ellos y sin juzgarlos.
Según Mayer (aquí empiezo a dar respuesta al cuestionamiento inicial), existen varios estilos de personas en cuanto a la forma de atender o gestar sus emociones y cita puntualmente tres:
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La persona consciente de sí misma
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La persona atrapada en sus emociones.
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La persona que acepta resignadamente sus emociones.
Veamos quienes son y con cual usted se identifica para que pueda responder el cuestionamiento.
Del número uno nos indica que la persona que es consciente de sus estados de ánimos mientras los está experimentando, goza, (según su teoría) de una vida emocional más desarrollada. Su claridad emocional impregna todas las facetas de su personalidad. Es una persona autónoma y segura de su propia frontera. Tiene una visión positiva de la vida. Es psicológicamente sana. Esta persona no da vuelta obsesivamente a un estado de ánimo negativo y por esa actitud no duran mucho en él.
De la persona atrapada en sus emociones (dos de la lista), nos indica que es una persona que suele sentirse desbordada por sus emociones y es incapaz de escapar de ellas. Es una especie de esclavo de sus estados de ánimo, voluble y no conscientes de sus sentimientos. Esa falta de perspectiva le hace sentirse abrumado y perdido en las emociones que siente.
Por lo que siente que su vida emocional desborda su capacidad. Esta persona al no estar consciente de sus emociones y lo que realmente siente no trata de escapar de los estados de ánimo negativos.
El último en la lista es la persona que acepta resignadamente sus emociones a diferencia del anterior, este si percibe con claridad sus emociones y sentimientos, pero tambien acepta pasivamente su estado de ánimo y en consecuencia no suelen tratar de cambiarlo.
Establece Goleman en su obra que, de este tipo de persona, parece haber dos especies de subclasificación o para usar sus palabras dos tipos de aceptadores: los que suelen estar de buen humor y se hallan poco motivados para cambiar su estado de ánimo y los que, a pesar de su claridad, son proclives a los estados de ánimos negativos y los aceptan con una actitud de “laissez-faire” (dejar hacer, dejar pasar) que le lleva a no tratar de cambiarlo a pesar de las molestias que suponen. Lo que generalmente sucede con las personas deprimidas, quienes están resignadas con la situación en la que se encuentran.
Una pregunta para buscar respuesta al título, ¿Con cuál de estas situaciones se identifica usted? Si está en la dos y en la tres es obvio que por usted mismo no lo puede cambiar, pero estando consciente ahora o por lo menos teniendo ahora la información, sería recomendable que, aunque no sienta ganas o no sean esos sus sentimientos, programe una cita con el especialista para buscar la ayuda necesaria. Es mi recomendación, usted decide con consciencia partiendo de en cual situacion se encuentre. Esa indecisión inclínela por un sí, la tomaré. Y…, perdóneme usted.
Nos volveremos a ver en el camino. Hasta la próxima. ¡Bendiciones!
Dan.