La tecnología al servicio de la economía.

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La tecnología al servicio de la economía.

 

Por  Dario Nin

Santo Domingo, 09 de abril 2024

Hoy la tecnología domina el escenario mundial. Los que nos adelantamos a las posibles consecuencias de, teníamos el temor  que como  sucedió con la pólvora, no sería buena, ni mala, todo irá a depender de en manos de quien caiga y los principios éticos y morales de quienes se apoderen de ella. “Siempre habrá héroes y villanos”.

Cuando empezaron los celulares por allá por principios de los  noventa, (por lo menos en lo que a mi conocimiento respecta) era un lujo tener un celular.   Solo los grandes empresarios o altos funcionarios  lo tenían y ni decir, de una computadora, ordenador o pc.(salvo la estrategia comercial implementada en principio)

Recuerdo que alguien hizo un chiste  y me dijo: “tú ves esto hoy, llegará el tiempo que hasta los limpiabotas andarán con uno para que tú lo llames cuando quieras limpiar los zapatos. Ni que fuera adivino.  ¿Verdad?

Hace un tiempo, insté a  la Dirección General de Migración para que buscara la manera de rebajar  los costos que conllevaba el  que se le otorgara a un menor un permiso para viajar al exterior, por parte de sus padres ausentes.

También emplace a la JCE para que dejara la inoperante práctica de certificar la firma en las actas que expedía, pues  muchas veces, quien certificaba la firma era el mismo funcionario a quien le debían certificar, o sea, él mismo, certificada su propia firma. De la misma manera el que desistiera de cobros a los que no tiene derecho.

También le emplacé para que bajara el alto costo que conllevaba expedir “una certificación de cédula vieja”.

En la búsqueda de ser favorecido con las funciones que hoy ostento,  prometí ser un  Defensor que se dedicará ala  educación en Derechos Humanos  y Fundamentales y  se encargaría de gestionar la solución de esas pequeñas cosas que incomodan que van en violación a derechos o dificultan el buen vivir  y en bien estar .

Hoy a mitad de camino paso balance y veo que estoy muy lejos de mi meta y promesa, pero siempre ha sido mi norte, pero aun, los resultados han sido  pocos para mis aspiraciones. Creo que llegó  la hora de remontar como dicen los del fútbol.

Recientemente estuve por España, en donde fui a recordarles a los que tenemos allí, que no deben olvidar, que por bien que se sienta allá, son de aquí. Que éste  es el único lugar en el mundo en donde no son extranjeros. Que deben tener los ojos puesto en él  y estar dispuestos para preservarlo, al tiempo que recordaba con el conversatorio ” El Costo de una Patria” que quienes nos la legaron la compraron para nosotros  y los nuestros  a sudor, sangre y  lágrimas.

En Madrid una  de las personas que organizó uno de los encuentros con la comunidad, me pidió que le ayudara para obtener una certificación de su estatus migratorio; pues no contaba con nadie en el país que le colaborara en esa gestión. A lo que me accedí  sin más.

Me hizo un poder manuscrito por la prisa y me entregó unas retahílas de copias que eran necesarias para la misión.

Entendiendo que la encomienda era “pan comido” como dicen los españoles instruir  a mi asistente  unos días antes  de  mi regreso, para que le iniciara las diligencias, pero el único inicio que encontré fue la excusa por no haber podido iniciar.

Personalmente me apersoné  a  la Dirección General de Migración, pido hablar con el jurídico a quien no pude ver, pero me atendieron sus amables asistentes  y quienes  frente a lo planteado me hacen ver lo inoperante de mi gestión amigable.

Me muestran  sus requisitos internos, para no aceptar el poder manuscrito que me hizo la persona, no obstante, le reconocen el derecho de hacerlo ella personalmente o mediante poder notariado en República Dominicana, en caso de estar aquí o de un poder consular en caso de estar allá. Siendo esto último su situación.

Los prerrequisitos  para la obtención de esa certificación lo encarecen  o dificultan considerablemente. Lo grande es que todos, o su mayoría, contradicen el principio constitucional de que a nadie se le  puede obligar a hacer lo que la ley no manda o impedírsele lo que la ley no prohíbe o  los principios  administrativos de eficiencia, proporcionalidad  y  normativo del poder.

El primero  o el de  eficiencia establece que : “en los procedimientos administrativos las autoridades removerán de oficio los obstáculos puramente formales, evitarán la falta de respuesta a las peticiones formuladas, las dilaciones y los retardos” el segundo  el Principio de proporcionalidad:  que establece que:  “Las decisiones de la Administración, cuando resulten restrictivas de derechos o supongan un efecto negativo para las personas, habrán de observar el principio de proporcionalidad, de acuerdo con el cual los límites o restricciones  habrán de ser aptos, coherentes y útiles para alcanzar el fin de interés general que se persiga en cada caso; deberán ser necesarios, por no hallarse un medio alternativo menos restrictivo  y con igual grado de eficacia en la consecución de la finalidad pública que pretenda  obtenerse; y, finalmente, habrán de ser proporcionados en sentido estricto, por generar mayores beneficios para el interés general y los intereses y derechos de los ciudadanos, que  perjuicios sobre el derecho o libertad afectado por la medida restrictiva.

Y se agrega el  Principio de relevancia: En cuya virtud las actuaciones administrativas habrán de  adoptarse en función de los aspectos más relevantes, sin que sea posible, como fundamento  de la decisión que proceda, valorar únicamente aspectos de escasa consideración. Y otros.

Es ahí  también en donde encontramos un ejemplo en  donde la tecnología puede contribuir  en beneficio de la economía abaratar costos y agilizar los procesos

Pues hay forma de comprobar si el poder para la diligencia es auténtico u otorgado por quien se dice. Solo con llamarla por un WhatsApp.

Tengamos en cuenta no fijar tasas  antojadizamente, pues cobrar  cuatro mil pesos por una certificación que no lleva  gasto de  nada  es un cuasi abuso.

Sume a esto el costo  del poder o la legalización, el costo de la certificación de la firma que exigen aun, ante la procuraduría cuando esto no es necesario, los envíos de dicho poder por correos privados, el sacar un día o dos para la diligencia,  sigan sumando que por ahí  vienen más.

Pero bien…, todo eso, me lleva a la conclusión  de que debo remontar en eso de ser “defensor de pequeñas cosas”.

Nos volveremos a ver en el camino.  Hasta la próxima, Que Dios nos continue bendiciendo. Dan/Sfd.

Santo Domingo, 9 de abril 2024

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