En audio
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Si Dios permite que seas tentado, es por que conoce de tu firmeza y el final de tu guerra.
Tengo un proyecto que me tiene medio secuestrado en cuanto al tiempo. Varias horas del día, la noche y en la madrugada le dedico.
En esta ocasión me levante como lo hago recurrentemente y me dispuse a trabajar en el proyecto enunciado. Luego de un rato en él, siento la necesidad de interrumpirlo por un instante y al retomarlo; observo la biblia cerrada muy cercana a mí., lo que me acuerda que tomé el tema del que le hablo sin antes haber puesto el día, el contenido que promete éste en manos de Dios, por lo que tomando la actitud de oración, entablo una conversación con mi creador, dando gracias y pidiendo perdón por mis faltas o acciones que no hayan sido de su agrado.
Mientras lo hacía recordé que para mi reciente puesta en circulación del libro “Gradúate de Persona”, había notificado a ultima hora a una persona que conozco por coincidir conmigo en prestaciones de servicio o de su talento, a la institución en la que me desempeño.
Sé que es una persona ocupada, pero a pesar del poco tiempo que faltaba para el acto , procedí a extenderle la invitación. Casi convencido que por las circunstancias expresadas no acudiría, por lo que no extrañé que no se presentara.
Al día siguiente recibo por WhatsApp la siguiente nota: “Perdón, doctor no le pude responder. Me nació un hijo prematuro y con eso y todo ahora tiene una hernia y con fuerte dolor. Espero en Dios su libro sea un éxito”.
Cuando leí la nota le conteste que le pediría a Dios en oraciones salud y bendiciones para él y mientras hoy oraba recordé la promesa. y también vino a mi la historia de Job. ¿Y por que vendría la historia de Job, junto con el hecho que le narro?
Sólo Dios sabe, pues fue en plena oración, pero la persona que se excusó es una persona que vive confesando con su humildad la presencia de Dios en su vida y las redes recogen un testimonio mucho mas doloroso que este con relación a él y otra hija nacida muerta o neonatal que muere y la madre (su esposa) en circunstancias críticas. Esta seria la segunda vez que transita esta angustiante escena y aun sacó tiempo para excusarse conmigo.
Pero al prometerle oración, el Espíritu Santo que mora en mí y en todo cristiano, me trajo a la memoria la promesa de oración y en consecuencia así lo incluyo, pero mientras lo hago la historia de Job y el título de este escrito surgen desde el corazón.
Te quiero recordar amigo, que Dios esta al inicio de tu nombre y tiene grandes propósitos contigo, pues tu testimonio y firmeza son para la Gloria de Dios y para atraer a sus caminos a miles, pero eso lo sabe el enemigo y querrá minar tu fe con dolorosos golpes que Dios ha permitido, porque conoce la firmeza de tu fe y convicción.
El enemigo, necesita atacarte, pues sabe que derribando tu fe desata una cadena de derrota hacia otros.
Conociendo la fe y el testimonio que daba Job, el enemigo le pidió a Dios que le retirara su favor y entonces el vería si Job era tan fiel como hasta ahora que gozaba de su favor.
Aunque me imagino que la conoces te la dejare el pasaje bíblico abajo.
Realmente el enemigo no sabe de tu firmeza, el sólo lo imagina por tu accionar. Dios si lo sabe y está seguro de cual es el final.
Los golpes son y serán duros, pero de las heridas saldrán perlas.
Es la promesa de Dios para ti y los tuyos. Recuerda tu nombre inicia con Dios.
Nos volveremos a ver en el camino. Hasta la próxima. Que Dios nos continue bendiciendo.
Anexo.
Job 1
Reina-Valera 1960
Las calamidades de Job
1 Hubo en tierra de Uz un varón llamado Job; y era este hombre perfecto y recto, temeroso de Dios y apartado del mal. 2 Y le nacieron siete hijos y tres hijas. 3 Su hacienda era siete mil ovejas, tres mil camellos, quinientas yuntas de bueyes, quinientas asnas, y muchísimos criados; y era aquel varón más grande que todos los orientales. 4 E iban sus hijos y hacían banquetes en sus casas, cada uno en su día; y enviaban a llamar a sus tres hermanas para que comiesen y bebiesen con ellos. 5 Y acontecía que habiendo pasado en turno los días del convite, Job enviaba y los santificaba, y se levantaba de mañana y ofrecía holocaustos conforme al número de todos ellos. Porque decía Job: Quizá habrán pecado mis hijos, y habrán blasfemado contra Dios en sus corazones. De esta manera hacía todos los días.
6 Un día vinieron a presentarse delante de Jehová los hijos de Dios, entre los cuales vino también Satanás. 7 Y dijo Jehová a Satanás: ¿De dónde vienes? Respondiendo Satanás a Jehová, dijo: De rodear la tierra y de andar por ella. 8 Y Jehová dijo a Satanás: ¿No has considerado a mi siervo Job, que no hay otro como él en la tierra, varón perfecto y recto, temeroso de Dios y apartado del mal? 9 Respondiendo Satanás a Jehová, dijo: ¿Acaso teme Job a Dios de balde? 10 ¿No le has cercado alrededor a él y a su casa y a todo lo que tiene? Al trabajo de sus manos has dado bendición; por tanto, sus bienes han aumentado sobre la tierra. 11 Pero extiende ahora tu mano y toca todo lo que tiene, y verás si no blasfema contra ti en tu misma presencia. 12 Dijo Jehová a Satanás: He aquí, todo lo que tiene está en tu mano; solamente no pongas tu mano sobre él. Y salió Satanás de delante de Jehová.
13 Y un día aconteció que sus hijos e hijas comían y bebían vino en casa de su hermano el primogénito, 14 y vino un mensajero a Job, y le dijo: Estaban arando los bueyes, y las asnas paciendo cerca de ellos, 15 y acometieron los sabeos y los tomaron, y mataron a los criados a filo de espada; solamente escapé yo para darte la noticia. 16 Aún estaba este hablando, cuando vino otro que dijo: Fuego de Dios cayó del cielo, que quemó las ovejas y a los pastores, y los consumió; solamente escapé yo para darte la noticia. 17 Todavía estaba este hablando, y vino otro que dijo: Los caldeos hicieron tres escuadrones, y arremetieron contra los camellos y se los llevaron, y mataron a los criados a filo de espada; y solamente escapé yo para darte la noticia. 18 Entre tanto que este hablaba, vino otro que dijo: Tus hijos y tus hijas estaban comiendo y bebiendo vino en casa de su hermano el primogénito; 19 y un gran viento vino del lado del desierto y azotó las cuatro esquinas de la casa, la cual cayó sobre los jóvenes, y murieron; y solamente escapé yo para darte la noticia. 20 Entonces Job se levantó, y rasgó su manto, y rasuró su cabeza, y se postró en tierra y adoró, 21 y dijo: Desnudo salí del vientre de mi madre, y desnudo volveré allá. Jehová dio, y Jehová quitó; sea el nombre de Jehová bendito. 22 En todo esto no pecó Job, ni atribuyó a Dios despropósito alguno.