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Por Darío Nin
Hoy acudimos a un encuentro de sensibilización sobre la violencia basada en género
Hacernos sensibles ante una problemática, es mucho mas que impactarnos y como consecuencia lamentarnos . Hacernos sensible, es tomar acción para enmendar y mas que esto para prevenir y no tener que reparar, más aun, cuando esa reparación no es ya humanamente posible.
Esta problemática disminuiría significativamente cuando instituciones llamadas a velar por el bienestar de las personas como individuos y como entes sociales tomen en cuenta la educación de las emociones y las sensibilidades.
La violencia basado en genero no solo afecta a América Latina o el Caribe , sino que de alguna manera en un fenómeno global, arraigado en aquellas culturas que le han negado a la mujer derechos humanos o fundamentales que le permita el ejercicio de su plena dignidad humana.
Hoy esta afirmación es de fácil comprobación, las estadísticas e informes están ahí, al alcance de todos.
Hace varios años escribí un artículo que hoy este escenario invita a visibilizarlo nuevamente En el recojo lo escrito desde varios años aún más atrás. Lo titule como sigue: Cito.
Por amor a Dios y por conmiseración al prójimo, eduquemos las emociones
Yo, no sé. si usted ha sentido impotencia y al mismo tiempo el imperativo de gritarle a alguien dos o tres improperios para decirle: ¡Mira…, como es que no te das cuenta! Le aseguro que realmente de vez en cuando, pero muy a menudo también me siento así. Pero las emociones no me pueden dominar-
Cada vez que me entero de una agresión en la escuela, en la familia, en la pareja, y observo el desborde de la mayoría de los funcionarios públicos y dueños o productores de medios de comunicación diciendo lo que hay que hacer y “el se debe de” teniendo en sus manos gran parte de la solución; lo experimento.
A continuación, voy a citar algunos párrafos de artículos del suscrito, que apuntan a la educación de las emociones como contribución a la disminución de la violencia intrafamiliar y en sentido general:
En el mes de junio del 2013, se publicó del suscrito, un artículo que titulé: “La educación de las emociones debe preceder a cualquier otro tipo de instrucción”
Citaba a Richard Davidson neurocientífico mundialmente reconocido por haber dedicado gran parte de su carrera a la investigación de los mecanismos que contribuyen a generar desordenes emocionales como la depresión y la ansiedad.
Sostiene Davidson, que la práctica del altruismo; por ejemplo, durante sólo dos semanas es capaz de generar cambios a nivel cerebral positivamente en el sentido de lo practicado.
En el mes de enero del 2016, envié a los medios digitales un escrito que titulé “Educación de las emociones una voz que sigue clamando en el desierto” Los primeros párrafos decían: “Hoy todo el mundo lamenta la muerte de una figura pública como el alcalde del municipio Santo Domingo Este, Juan de los Santos. Una situación mal manejada emocionalmente parece que fue el detonante de esta tragedia.
Junto a la tragedia que en la Federación Dominicana de Municipios (FEDOMU) dejaba tres muertos. Se anunciaba otro incidente en Santiago de los Caballeros que también cobraba una vida humana, por un mal manejo emocional de una situación aparentemente insignificante.
Todo indica que debemos alfabetizarnos emocionalmente. Profesionales en distintas disciplinas son analfabetas emocionales y ejecutan acciones propias del más incipiente primitivismo”.
En mayo del año pasado (2019), volví a enviar un artículo que titule “La violencia y los malos tratos cesan cuando se educan las emociones” En otras ocasiones y desde Hace años he clamado, como Juan, la necesidad de educar nuestras emociones. El año pasado específicamente, anuncié el inicio de una jornada nacional en ese sentido, con la acción educativa buscábamos trabajar las emociones, sensibilidades y otros contenidos.
Se pretendió abarcar en esa primera entrega, a los principales municipios de la República Dominicana. Es nuestra visión que la jornada se extendiera a todos los pueblos de esta Nación conforme se vayan cumpliendo las metas parciales propuestas.
Sería una utopía, indico ahora, pretender erradicar la violencia, pero disminuirla ha de ser un proyecto nacional que no resiste demora. Recuerdo que la propuesta está en manos de quien puede iniciarla. Nosotros volvemos como los trascendidos a brindarnos en lo que podamos ayudar.
Continuando la cita, exponía en dicho artículo que: “Las escuelas públicas se han convertido en estos últimos tiempos en un hervidero de situaciones violentas, agresiones físicas y verbales, tal parece que las tandas extendidas en vez de llevar más educación, respeto y disciplina, han destapado todo lo contrario. Tal vez las horas en el centro educativo sin emplearlas en desarrollo de actividades significativas producen estas malas cosechas.
Caería muy bien que tanto maestros, como estudiantes, sin excluir por supuesto, el personal administrativo y de apoyo, reciban el seminario “Gradúalos de Persona”, autoestima , respeto, comunicación asertiva, resiliencia, buen aprovechamiento del recurso tiempo y el perdón, son trabajados en el mismo, para apuntalar lo que más está haciendo falta para una buena convivencia; la persona, “Ser humano libre, responsable, inteligente, que sabe que tiene un rol que cumplir en esta existencia y lo cumple, para el bien propio y de la colectividad.
Frente a tanta violencia, insisto, hace falta cooperación y compromiso y me dirijo con esto, a instituciones como el Ministerio de Educación, centros educativos públicos y privados, INAFOCAM, alcaldías o ayuntamientos, universidades, cooperativas, entre otros”.
En los primeros cinco días de este año (2020), van cinco feminicidios y las muertes de algunos de los perpetradores. Lo que indica que, no hay dudas de que la educación de las emociones sigue siendo una materia pendiente. Quizás El ISFODOSU, y el INAFOCAM, deban retomar la iniciativa. Vuelvo a clamar como Juan. Hasta la próxima. Cierro la cita.
Según la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), cada 24 horas una mujer es asesinada en la región por razones de género. En algunos países como México, Argentina, Brasil y El Salvador, o nuestro país, los femicidios son una preocupación constante. La violencia de género, incluida la violencia doméstica, se ha convertido en una de las principales causas de muerte entre mujeres.
Hoy necesitamos ciudadanos responsables , pero mas que eso necesitamos personas empáticas que sientan el dolor y las necesidades ajenas como propias, deseando para el otro lo que anhela para sí mismos.
Tal vez el Defensor del Pueblo institución que conformamos todo nosotros pudiera abrir una unidad que se dedique la educar las emociones o sensibilizar sobre educación de estas, lo que garantizaría una contribución a disminuir la violencia en sentido general y con esto enviaría un mensaje contundente a las demás instituciones para similar compromiso.
En hora buena, a esta sensibilización es el inicio de un gran cambio en las mentes y acciones de cada uno de nosotros.
Dios nos continue bendiciendo…
Dan