Comentario al Evangelio de la Ascensión del Señor, Lucas 24, 46-53

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Por Joaquín Núñez

La catequesis de Lucas en el día que celebramos la Ascensión del Señor, la hemos de situar en su capítulo veinticuatro que comienza con “el sábado guardado el descanso de precepto… de madrugada fueron al sepulcro“, nos describe la experiencia de que el Señor ha resucitado, como testifican “dos hombres” los que conocemos como los discípulos de Emaús, cuyo testimonio es válido por ser dos. Entre judíos, cualquier testimonio debía ser avalado por dos personas.

Lucas nos describe ese encuentro de los dos camino de Emaús, y como vuelven al Cenáculo, narrando su conversación con el Señor que: “Recostado a la mesa con ellos, tomo pan, pronunció la bendición, lo partió y se lo ofreció”, haciendo “Memoria” celebrando la Eucaristía. Cabría preguntarnos si, nosotros hoy, encontramos en nuestras misas esa presencia y lo anunciamos a los cuatro vientos, o estamos tan pasivos y sin ninguna emoción, sin compartir como estos dos testigos, es decir como comunidad, como grupo vivo lleno de caridad, grupo que ama y comparte eso que nos manda el Señor de ser testigos de quien es Él, de ser testigos, no de una historia, sino de una experiencia, como los testigos de Emaús.

Dentro de ese contexto el Señor se hace presente para recordarnos hoy a nosotros toda la narración de su pasión, muerte y su Resurrección, y testificar y predicar la conversión; dejarse amar, tener experiencia de su amor, sin lo cual no puede uno verterse al amado. No puede uno renunciar a los pecados que lo alejan de poder amar a su Salvador, ni poder anunciar al mundo entero a Cristo resucitado como Salvador, como Pastor amante que por amor de amistad nos ha dado su vida.

Sólo en la medida de nuestra experiencia podemos ser testigos de su amor, un amor, pleno ,su mismo Amor que viene de lo alto, ese prometido: “vendremos a él y haremos morada en él “.

San Lucas nos lleva a Betania para su subida al Cielo, lugar de la resurrección de su amigo Lázaro, como lugar de resurrección. San Marcos no cita el lugar, solo que subió al cielo. San Mateo nos sitúa en Galilea, inicio de toda la vida de Jesús, Mateo es testigo ocular.

Alguien puede pensar que se contradicen, cuando en realidad se complementan. La comunidad de Lucas, venida del paganismo, necesita, como hoy, ser educada para comprender y saber qué significa resucitar.

Pastoralmente hoy tenemos que insistir en nuestra resurrección, hay quien no cree por no entender, como le paso a San Pablo con los atenienses. El mismo San Lucas en Hechos de los Apóstoles 1,10-11, dice: “Mientras miraban fijos al cielo viéndole irse, se les aparecieron dos hombres vestidos de blanco que les dijeron ¿Galileos qué hacéis ahí plantados mirando al cielo?.

Feliz día de la Ascensión del Señor, hace ochenta años de mi primera Comunión, yo la recuerdo como si fuera ayer. Felicidades a todos los niños y niñas que hacen su primera Comunión, de sus padres dependerá que comulguen todos los domingos.
El Prior de la Sangre.

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