En audio

 

El Rey me envió por ti

En el capítulo 9 de Segunda de Samuel, se narra un gesto de misericordia y gracia inolvidable: el rey David, recordando su pacto de amistad con Jonatán, extiende su bondad al hijo lisiado de éste, Mefi‑Boset, restituyéndole todas las herencias de Saúl y haciéndolo comer en la mesa real (2 Sam 9:7). Este acto despierta en nosotros un profundo asombro, pues revela dos grandes verdades: la iniciativa de la gracia y el valor con que somos vistos por el Rey.

1. La iniciativa de la gracia
David no esperó a que Mefi‑Boset se acercara. Fue él quien lo llamó, buscó y honró. De la misma manera, Jesús sale a nuestro encuentro: “Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito…” (Juan 3:16). No somos nosotros quienes primero llegamos al trono de Dios, sino Aquel que nos busca incansablemente y nos ofrece perdón y vida nueva.

2. El valor que el Rey otorga al atribulado
Mefi‑Boset era descartado, “lisiado” y sin derecho a terreno alguno (2 Sam 9:3), pero David lo eleva a “príncipe” en su casa (v. 11). Así, Cristo, al clavarse por nosotros en la cruz, nos otorga dignidad y propósito: “Porque vosotros erais en otro tiempo oscuridad, mas ahora sois luz en el Señor” (Efesios 5:8). Cada pecador redimido se convierte en hijo real y heredero de la promesa.

La invitación al perdido
Del mismo modo en que David extendió su mesa a Mefi‑Boset, nuestro Rey Jesús nos envía a predicar el Evangelio: “Id por todo el mundo y predicad el evangelio a toda criatura” (Marcos 16:15). No importa cuán roto, inválido o apartado se sienta alguien; el mensaje es claro:

“El Rey te mandó a llamar.”

Invitamos a cada lector u oyente a responder hoy al llamado real. La salvación es un regalo gratuito, la mesa está preparada, solo falta nuestra respuesta de fe.   nos volveremos a ver en el camino. Hasta l próxima . Que Dios nos continúe bendiciendo.

 

invito a leer 2da de  Samuel 9:1-7

Bondad de David hacia Mefi-boset

Dijo David: ¿Ha quedado alguno de la casa de Saúl, a quien haga yo misericordia por amor de Jonatán? Y había un siervo de la casa de Saúl, que se llamaba Siba, al cual llamaron para que viniese a David. Y el rey le dijo: ¿Eres tú Siba? Y él respondió: Tu siervo. El rey le dijo: ¿No ha quedado nadie de la casa de Saúl, a quien haga yo misericordia de Dios? Y Siba respondió al rey: Aún ha quedado un hijo de Jonatán, lisiado de los pies. Entonces el rey le preguntó: ¿Dónde está? Y Siba respondió al rey: He aquí, está en casa de Maquir hijo de Amiel, en Lodebar. Entonces envió el rey David, y le trajo de la casa de Maquir hijo de Amiel, de Lodebar. Y vino Mefi-boset, hijo de Jonatán hijo de Saúl, a David, y se postró sobre su rostro e hizo reverencia. Y dijo David: Mefi-boset. Y él respondió: He aquí tu siervo. Y le dijo David: No tengas temor, porque yo a la verdad haré contigo misericordia por amor de Jonatán tu padre, y te devolveré todas las tierras de Saúl tu padre; y tú comerás siempre a mi mesa.

“Así como David buscó a Mefi‑Boset y lo restauró, hoy Jesús te ha buscado a ti y te ha llamado a su banquete eterno. ¡No hagas esperar a tu Rey!”

SHARE